Los errores de las mujeres en el amor

El profesor Giorgio Nardone, escribió en 2011 el libro titulado “Los errores de las mujeres en el amor”. En él expone, a través de arquetipos, 17 guiones sentimentales que suelen interpretar las mujeres en el marco de la pareja; es decir, conductas que son fruto de su estilo personal, y que cuando son interpretados de manera rígida llevan a la persona a encasillarse en un “personaje” y suele conducir al deterioro de la relación:

Esto ocurre en el amor cuando se insiste en el mismo guion incluso ante el fracaso, cuando se tiene la incapacidad de cambiar esa serie de actitudes y comportamientos que alimentan la disfuncionalidad de la relación sentimental.
Ninguno de los guiones es incorrecto por sí mismo, sino que su rígida recurrencia es lo que los hace disfuncionales.

En este sentido, crecemos desarrollando tendencias que se transforman en modelos de interacción en el seno de la pareja. En principio, estas tendencias no están ni bien ni mal, son las nuestras; sin embargo, las relaciones de pareja requieren una integración de varias modalidades comportamentales. En otras palabras, si fuésemos un actor de cine, aunque tengamos un género cinematográfico en el cual nos sintamos cómodos, deberemos ser capaces de tener la habilidad de salir de él de vez en cuando para no quedar encasillados en un estilo concreto de actuación.

 

LOS GUIONES QUE LAS MUJERES INTERPRETAN EN EL AMOR

Los «guiones» que describiremos y discutiremos a continuación están basados en la observación de las complementariedades disfuncionales que presentan los miembros de la pareja en las relaciones amorosas y nunca en el enjuiciamiento de quién es más culpable.

Guion 1 – El hada

Es la mujer bondadosa, dulce, atenta con todos y siempre movida por buenas intenciones, inteligente, diligente y triunfadora en el ámbito académico-laboral.

Tan perfecta en apariencia que casi deberíamos evitar tener contacto con ella para no «contaminarla».

El error que suele cometer este perfil es que, a menudo, suele elegir parejas que se complementan perversamente con su forma de ser; es decir, no elige al hombre educado, pacífico y dócil, sino a hombres maleducados, agresivos, infieles…

Al hada le falta adquirir un poco de esa sana malicia para desenvolverse por el mundo. El ser demasiado perfecta termina castigándola, no solo con las parejas, sino también con las amistades:

Nuestra mujer de las maravillas termina a menudo maltratada y traicionada por las amigas más íntimas e insospechadas. Es como si siempre consiguiera suscitar un imprevisible rencor, incluso en las personas en apariencia más benévolas, por culpa, sin duda, de su insoportable ausencia de defectos.

Cuando toma conciencia de su situación, de que el mundo la “castiga” por ser demasiado amable, a veces, se desencadena en ella una reacción de querer convertirse en su contrario, que no es más que una máscara que le conducirá al desastre.

Guion 2 – La que busca el príncipe azul

Aunque no es tan frecuente como antaño, este guion todavía sobrevive. Se trata de la mujer que tiene demasiada estima en sí misma (quizás por su belleza, o por su inteligencia, o por sus habilidades sociales) y pretende apuntar muy alto. El problema del deseo de querer encontrar al príncipe azul (ese hombre atractivo, bueno, sin mancha ni pecado) es que, si ya en el pasado había pocos, hoy en día se ha convertido en una rareza.

La búsqueda del príncipe azul es en todo similar a la de la piedra filosofal: una empresa improbable, tanto que, después de un tiempo, la mayoría de las «buscadoras» se acomoda y renuncia, imponiéndose la máxima de contentarse con el «menos malo» disponible. Esta elección obligada se convierte en una especie de condena, autoinfligida, a una vida sin lances amorosos con tal de evitar la soledad.

Sin embargo, cuando se encuentra a ese hombre o a uno parecido o al más cercano:

En términos menos metafóricos: en general, la mujer insatisfecha por culpa de una relación basada en el respeto y en la protección, pero carente de pasión, siente una atracción incontenible hacia hombres de cualquier otra especie. En la mayoría de los casos, termina relacionándose con los clásicos sinvergüenzas, es decir, con hombres sin escrúpulos, a menudo desequilibrados, cuando no peligrosos, con los que la carne de gallina no falta, precisamente en virtud de la situación de contraste que se crea. Y no es tan raro que la mujer mande toda su vida a hacer gárgaras para seguir y transformar al hombre indomable que ha revolucionado sus sentidos.

Guion 3 – La bella durmiente

Suele ser una mujer de buena familia, culta, que vive en espera de que su caballero andante aparezca un día y la despierte de su letargo con un beso. Como los caballeros andantes desaparecieron hace siglos, la bella durmiente se cansa de esperar y se contenta con un “buen chico”. La pareja que se crea está formada por “dos buenos chicos” que conviven tranquilamente, con aparente estabilidad. Esta templanza en la relación hace que la bella durmiente sienta dentro de ella el rugir de la vida, de la excitación, del frenesí, y cuando se encuentra de casualidad con un hombre que cautiva sus sentidos, realiza una metamorfosis y se transforma de perezoso a tigresa.

Llegada a este punto, ya no se contiene: está dispuesta a todo con tal de obtener el objeto de su deseo. Adulterio y transgresiones se vuelven algo legítimo para ella. Considera culpable de todas las sensaciones perdidas al «buen chico» con el que había compartido hasta entonces su existencia, por lo que, en lo que a ella respecta, todo acto, hasta el más inadecuado, se vuelve lícito.
Se trata, por lo general, de mujeres que rondan la cuarentena, que han despertado tarde a la pasión, y que, sin embargo, no dudan en mandar al cuerno todo cuanto han construido en el plano sentimental y relacional para perseguir, quizás a destiempo, la realización de deseos frustrados durante demasiados años.

Normalmente, no suelen encontrar la felicidad, porque después de la primera fase sentimental llena de emociones y erotismo, se dan cuenta de que el hombre no es el ansiado caballero, por lo que la bella va depredando caballero a caballero, hasta volver a la estabilidad de que la que partió; es decir, a la de un hombre que la proporciona seguridad y protección.

Guion 4 – La besadora de sapos

Es la mujer que busca hombres que no le convienen: desagradables, poco fiables, incluso peligrosos, con la intención de ver en la “bestia” las buenas cualidades que nadie ve y con la intención de transformarlos. Sin embargo, esto nunca ocurre, más bien al contrario:

A menudo, cuantos más besos reciben, más animales se vuelven en el sentido peyorativo del término, pues esta atención amorosa refuerza en ellos la convicción de estar haciendo lo correcto con su forma de ser.

Guion 5 – La seductora

Es un tipo de mujer que es muy envidiada por otras mujeres y atrae terriblemente a los hombres, pues con su sensualidad es capaz de hechizarlos despertando sus instintos más primitivos. Cuando la actitud seductora se radicaliza, debido a que es un perfil que está necesitada de confirmar su propia deseabilidad, tiene tendencia a la infidelidad. La relaciones de pareja suelen ser conflictivas debido a que él está condenado a vivir bajo la espada de Damocles de la incertidumbre:

Al vivir con una hechicera, quien más y quien menos desarrolla un estado paranoico de celos que lo conduce a volverse posesivo, cuando no agresivo, con frecuentes explosiones de auténtica violencia.

Guion 6 – La amazona

Es una mujer exitosa, inteligente, independiente y con una inclinación por el mando. Su éxito en la vida corresponde más al plano laboral que al sentimental, pues siempre busca colocarse por encima de los hombres para someterlos, pero cuando lo consigue pierde el interés por ellos al constatar su debilidad.

Las amazonas conviven precisamente con esta dicotomía extraña y antagónica: como evidencia la leyenda de Alejandro Magno que recordábamos al empezar, se ven atraídas por hombres percibidos como fuertes, capaces de enfrentarse a ellas o, incluso, de hacerlas sentir inferiores, pero luego quieren dominarlos. Una pena que las dos cosas sean rotundamente incompatibles.
La amazona se ve condenada a pasar continuamente de un hombre a otro, o sea, de una desilusión a otra, para conseguir la ambicionada e irrealizable cuadratura del círculo: un hombre que sea a la vez dominador y dominado.

Guion 7 – La camaleónica

Es una mujer dulce y sumisa, que se adapta siempre a cualquier situación y vive para la pareja. En su completa sumisión delega absolutamente cualquier responsabilidad en el hombre, el cual es siempre el que lidera y asume todas las responsabilidades.

Esta clase de parejas se rige por una fuerte complementariedad entre la necesidad de sentirse protegida, por una de las partes, y la necesidad de sentirse fuerte, por la otra. Y, por lo general, estas son relaciones duraderas, casi siempre para toda la vida, cosa que no debe sorprender en absoluto. Una mujer semejante, por el contrario, no puede congeniar ni con hombres a los que les gustan las parejas capaces de asumir el peso de las decisiones ni con hombres cuyo equilibrio afectivo sea inestable, con los que adaptarse se convierte con frecuencia en una especie de montaña rusa de sentimientos.
No obstante, incluso en la pareja más estable, la «matrimonial», la actitud mimética de la mujer-camaleón puede resultar perjudicial, porque está constantemente modelada según el estilo de su compañero: en la relación se reducen a cero los efectos sorpresa que rompen la tediosa rutina.

Guion 8 – La bruja

Es la mujer vulgar y agresiva. Paradójicamente, la bruja puede ejercer un poder de atracción mayor que su opuesto, el hada.

La transgresión es, por tanto, el rasgo dominante en el comportamiento sentimental de este tipo de mujer, peculiaridad que la hace aún más apetecible para los hombres que buscan sensaciones fuertes. La otra unión posible para estas mujeres es con hombres inhibidos que en su morigerada relación de pareja nunca han conseguido expresar sus fantasías más oscuras. Por estas razones, las trampas amorosas de la bruja casi nunca se circunscriben a la pareja, sino que tienden a extenderse hacia diferentes horizontes, sin imponerse siquiera los límites de una rígida relación hetero y teniendo en cuenta cada posible variante relacional entre sexos.

La bruja, finalmente, suele terminar siendo rechazada por todos, incluidas sus colegas de género. Es por ello, que muchas, tiempo después, si se han casado y formado una familia, terminan convirtiéndose en moralistas y mojigatas. Es decir, de un polo pasan al opuesto.

Guion 9 – La depredadora

Es la mujer que tiene un gran deseo de emparejarse y busca a un hombre con quien formar una familia. Es una mujer muy indecisa, que necesita una seguridad sentimental que hace que tenga un comportamiento depredador hasta alcanzar su objetivo. Cuando lo consigue, debido a su inseguridad, se vuelve muy celosa y posesiva y activa un aislamiento en el hombre para protegerlo de otras mujeres. Como anhela terriblemente el emparejamiento, no se da tiempo para elegir adecuadamente a un hombre.

Como el viajante que sube al primer tren que pasa por temor a que no llegue otro o el depredador tan hambriento que se llena la tripa con lo primero que encuentra, la depredadora no tiene fuerza de voluntad para esperar encontrar algo más sabroso que devorar.

Guion 10 – La enfermera de guardia

Es una mujer profundamente altruista y dispuesta a ayudar a los demás, que se ve necesitada de tener a alguien a quien cuidar. Como está tan pendiente de entregarse a los demás, ella misma se descuida y relega a un segundo plano su aspecto físico y su feminidad.

Suelen establecer una relación con sus parejas similar a la de enfermera-enfermo, lo cual da lugar a la siguiente tragedia:

El mayor riesgo en la dinámica con la pareja es que esta, una vez recuperada de sus males interiores, se aleje de la enfermera de guardia, a pesar de sus atenciones, y que merme toda necesidad de ella, de su ayuda y de su cuidado. Lo que resulta más extraño para alguien que no conoce los fenómenos poco racionales de las dinámicas de pareja es que, cuando la misión de cuidar al enfermo alcanza su objetivo, todo debería parecer perfecto, lo que haría pensar que la dinámica amorosa podría salir felizmente reforzada. Sin embargo, se observa que la pasión va decayendo de manera gradual y que la relación comienza a hacer aguas.

Cuando el paciente se cura, la figura de la enfermera ya no tiene sentido, lógicamente, nuestra enfermera buscará un nuevo enfermo al que atender, pero deberá de tener cuidado de que mejore pero no sane nunca, porque si sana:

Al alcanzar el anhelado fin, el éxito se transforma en tragedia.

Guion 11 – La desbordante

Suelen ser mujeres con mucha energía y autoestima, tenaces para conseguir sus objetivos y muy exitosas. De hecho, suele ser admirada a la vez que envidiada por sus éxitos. Cuando tiene una pareja, con el paso del tiempo, incapaz de frenar su propia corriente, termina asfixiando al compañero siendo este objeto continuo de críticas y exigencias. Al final, la relación se termina rompiendo por las continuas acusaciones recíprocas.

De esto se deriva que el mayor problema para la desbordante sea conservar a un hombre, a menos que acepte estar junto a uno débil, inútil y sumiso, que complemente su incontenible energía y al que le guste que lo eduquen y lo corrijan continuamente. Sin embargo, en este caso, la mujer elige o tiene que enfrentarse a la constante frustración de no tener al hombre que se merecería.

Guion 12 – La moralista

Es la Torquemada moderna. Siempre se viste de una manera recatada, es rígida, crítica y tremendamente moralista. Normalmente el blanco de sus críticas suelen ser las mujeres seductoras y desinhibidas.

Normalmente suele encontrar a una pareja igual de moralista y reprimido que ella, y, si no la encuentra, se convierte en la típica solterona ácida. Sin embargo, a veces ocurre que cuando encuentra a un hombre que despierta sus pasiones, se libera de las cadenas de la moralidad y se convierte en una “pecadora”.

La historia nos enseña que, a menudo, detrás de los moralistas más recalcitrantes se esconden los peores pervertidos; como les ocurre a los mayores revolucionarios, quienes, a veces, cuando llegan al poder, se convierten en los dictadores más sanguinarios en nombre de la libertad.

Guion 13 – La ejecutiva

Es un guion muy frecuente hoy en día. Es la típica mujer que asume todas las responsabilidades y decisiones en la pareja. Gusta mucho a los hombres que han sido hiperprotegidos por su familia, porque buscan en ella una segunda madre que les dirija la vida.

Guion 14 – La timonel

Es la mujer que ayuda al hombre a alcanzar los objetivos que por si solo no podría alcanzar. Es decir, se dedica a apoyar a la pareja. Es como si fuese una coach, que intenta sacar del novio las potencialidades que él mismo no ve. Como ocurría con la enfermera, cuando la timonel ha logrado hacer de una buena coach y ha ayudado a avanzar mucho a su pareja, entonces él abandona el barco.

Este es el caso del hombre que, por ejemplo, una vez que ha alcanzado el éxito profesional, descubre que es más deseable que antes. Así pues, engreído, se deja seducir por jóvenes emprendedoras, que quizá solo están interesadas en sus favores profesionales. Entonces traiciona o abandona a su timonel, que le ha permitido conseguir dichos objetivos anulándose por este propósito.

Guion 15 – La buque escuela

Es un guion muy similar al anterior, con la diferencia fundamental que suelen ser mujeres que buscan hombres más jóvenes y simplones, que cuando se transforman en hábiles amantes buscan a otra compañera. Ella hace la función de educadora afectivo-sexual del hombre.

En el pasado, se asignaba este papel a prostitutas selectas de burdeles elegantes, en cuyo cuidado los padres dejaban a los hijos para hacerlos «hombres». Hoy en día, desempeñan este papel señoras maduras que, la mayoría de las veces, desilusionadas por sus relaciones con los hombres, deciden entregarse a ese placer particular y romántico que emana de la vivencia del amor con un joven que se inicia en sus primeras experiencias, circunstancia que las hace retroceder a la ilusoria frescura y al candor de los primeros amores adolescentes.

Guion 16 – La que lame las heridas

Se trata de la mujer que se enamora de un hombre destrozado por una relación recién terminada y se ve con el objetivo de tener que curarlo con su amor. Como nos dice Nardone, tres son los posibles resultados:

1.     Si la que lame las heridas consigue reanimar al hombre, que se ha quedado hecho polvo, este, una vez que se recupere, dejará de necesitarla y emprenderá su camino.
2.     Si no consigue curar las heridas de su pareja, seguirá teniendo al lado a un desamparado, necesitado de cuidados constantes, por lo que no será capaz de proporcionarle nada que la satisfaga en el plano emocional.
3.     Se produce cuando el herido, una vez curado y rehabilitado, regresa con su pareja anterior, que se lo ha pensado y quiere volver con él, probablemente para destrozarlo una vez más.

Guion 17 – Penélope

Penélope es la esposa de Ulises, que espera tejiendo y destejiendo el lienzo, la llegada de este. Hoy en día, la que espera ya no es la esposa, sino la amante: esta mujer tiene una aventura con su Ulises particular y espera, día tras día, que abandone a su esposa como él tanto le promete; sin embargo, ese día nunca llega.

Sin embargo, la mayoría de las veces, la realidad castiga duramente a nuestra soñadora de cuentos de hadas, ya que, casi en la totalidad de los casos, el hombre es de todo menos heroico y nunca dejará ni a la otra y ni a su familia. Así pues, la feliz espera se convierte en una agonía lenta y dolorosa. Lo que la moderna Penélope, víctima de sus propios engaños amorosos, no consigue ver es que su presencia dulce y discreta junto con la magia que desprende en sus fogosos encuentros, en lugar de minar la otra relación, la fortalece. En efecto, con su presencia y disponibilidad, la mujer viene a compensar las carencias de la otra relación y ambas acaban complementándose.
Un triángulo amoroso de este tipo suele estabilizarse y durar mucho, e incluso resiste las posibles adversidades de la vida. Ambas relaciones llegan a complementarse y a equilibrarse tanto que, a menudo, incluso cuando el hombre se decide y elige a una de las dos mujeres, no consigue salir adelante, porque renunciar a una sume en crisis a la otra. Así pues, o las deja a las dos o no deja a ninguna. No es casualidad que la única solución sea una tercera mujer que reúna las características que complementan a las otras dos. Pero encontrarla es una hazaña imposible, incluso para el más genial y astuto de los Ulises contemporáneos.

 

¿Qué hacer con los guiones?

Los guiones nunca suelen darse de manera aislada, sino que suelen presentar combinaciones lógicas (por ejemplo, la bruja-amazona, el hada-seductora o la lamedora de heridas-Penélope). Con respecto a las soluciones, Nardone nos recomiendo "incorporar para contrarrestar":

La finalidad de esta exposición de diecisiete guiones con sus respectivas historias dramáticas es proporcionar a la mujer una serie de imágenes evocadoras para que las utilice de modo estratégico, a fin de que suavice y module sus tendencias en su relación de pareja. Así pues, invito a todas las lectoras a que tengan presente el guion en el que se reconocen y la historia en la que este se ejemplifica como medio para provocar sanas reacciones contrarias al modo en que se comportarían de manera natural con la pareja, para evitar que urdan una trampa en la que, inevitablemente, acabarán prisioneras.
El actor que quiere salir de su encasillamiento trata de interpretar otros papeles nuevos y se los impone a su público hasta que, gracias a que vuelve a cosechar éxito, se le reconoce su capacidad para interpretarlos. De esta manera, consigue liberarse de la prisión de su personaje. Del mismo modo, la mujer debería tratar de interpretar guiones amorosos y sentimentales diferentes. En otras palabras, incorporar distintas modalidades de relación con el otro sexo para contrarrestar la estandarización de ese guion que se ha naturalizado con el paso del tiempo.(…) Para ser más claros, si el hada-seductora se impone una conducta y comportamiento de ejecutiva, sentirá de primera mano que es capaz de controlar directamente al sexo opuesto en lugar de ser artífice y víctima de sus hechizos y de su seducción. Siguiendo el mismo modelo, la bruja-amazona podría incluir en su repertorio a la que busca al príncipe azul, con el fin de contener su tendencia a entregarse a todos, para luego pisotearlos y terminar ella misma pisoteada y rechazada.

Lo que Nardone nos dice en este último párrafo es que el guion que se imponga la persona ha de ser complementario y no su opuesto. Es decir, la bruja no se puede imponer ser un hada, porque no funcionaría.