#229 Pero tú estás hablando de una violación con todas las de la ley; cuando yo hablo del tema con personas borrachas, doy por hecho que durante el acto en todo momento es consentido (o, más bien, nadie hace nada que indique que no lo es), y solo la persona siente que ha sido violada una vez vuelve a estar consciente de su situación tras lo ocurrido. Es decir, que no "parece" haber ningún problema durante el coito hasta que los efectos del alcohol se van y las personas implicadas se percatan de lo que ha ocurrido, ya después de haberse dado este.
El problema de estos casos es que muchas veces el que ha abusado de la otra persona no tenía ni idea de que lo estaba haciendo mientras lo hacía. Por eso son tan difíciles de tratar.
Y, en estos casos, el tema hombre-mujer da igual porque no ha habido violencia ni ejercimiento de poder. Nadie ha obligado al otro a someterse.
Pero obviamente, en el momento en el que se dice que no y se muestra disconformidad con el hecho de tener sexo, y aun así se tiene, violación al canto. Luego ya podremos mirar el tema del atenuante en base a la borrachera del agresor, pero es una violación indudablemente.
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#213 No necesariamente hay que llegar a la inconsciencia de ella para que un hombre borracho abuse de una mujer que también está en ese estado.
Esto lo digo en general, no por tus comentarios, sino por otros que se han vertido en esta noticia:
Tengo que dar gracias por que, en su momento, cuando yo lo sufrí, no hice nada, en cuanto a denunciar, por que hubiera sido 'violada' de nuevo en un juicio. Eso me lo he ahorrado. Por otra parte, he conseguido meterlo en una parte de la memoria que en el día a día no me interfiere, aunque está ahí y duele si te paras en ello.
Fue en uno de los días más largos del año y fue al poco de oscurecer. Como a las 22:30. Había bebido, sí, eran 16 años y te piensas que es algo guay probar el alcohol y, de hecho, en esas primeras veces se te va la mano, pero no era un pedal de caerme ni mucho menos. El caso es que me fui con un chico del grupo de unos amigos, sin ni siquiera idea de liarnos. Íbamos hablando, hasta que me acercó a una pared y me besó. Continuamos a ello, sólo besos, y nos tumbamos en un sitio apartado. Ahí se transformó en otra cosa. Aunque había bebido lo recuerdo todavía y también recuerdo que me resultaba imposible defenderme. Dije que no, me revolví, del miedo y dolor no conseguía ni gritar. El balance fue que volví a casa escondiéndome porque llevaba los pantalones, unos vaqueros claros, llenos de sangre, sangré por la vagina (era virgen) y por recto. Me lamí las heridas (metafóricamente) en silencio, y lo oculté a todo el mundo. Es la primera vez que lo cuento. Creo que no es justo igualar entre hombre y mujer en estos casos en los que la fuerza bruta nos deja a nosotras inermes. El chico me sacaba una cabeza de altura e hizo conmigo lo que le dio la puta gana. Y no soy de quedarme como una cosa tonta, sino de intentar defenderme.
Han pasado 26 años, y aún en esa época y otras posteriores se absolvía a violadores porque la chica llevaba minifalda, ergo iba provocando, según palabras del juez.
Se lo oculté a mis padres también para que no sufrieran mi dolor ellos también.
Un chico y una chica pueden estar borrachos y tener sexo y pasarlo estupendamente. Pero tened en cuenta también que si ese chico quiere imponer su voluntad sobre ella, si en un momento ella no quiere seguir, le es más fácil que al revés. Por sentido común, porque tenemos menos fuerza.