Zelig, todos hemos pensado lo mismo.
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El agua del grifo, si está bien tratada, es una garantía frente a infecciones mucho mayor que la que supone el agua de botella. Según una revista (aunque viven en cierto modo del alarmismo) el agua en botella puede ser foco de infecciones bacterianas, debido al tiempo largo que a veces pasa antes de que se ingiera. Es cierto que existen aguas con mal sabor, como ocurría en Barcelona, o aguas duras, con gran contenido en calcio, pero eso está reconocido que no perjudica. Al parecer los índices de contenido mineral son tan bajos que no afectan ni siquiera a riñones débiles.
De modo que si es para no inundar de plástico el mundo, bienvenida sea el agua del grifo.