#11 Entiendo tu comentario, gracias por hacerlo. En todo caso el adjetivo "malo" lo pones tú. No es mi intención establecer categorías de ningún tipo, simplemente reflexionar sobre el uso de nuestro tiempo, que en definitiva es lo único que tenemos. Tampoco valorar las series per sé, incido en ello más de una vez, además personalmente me gustan y las he disfrutado mucho.
Como bien dices, el ejemplo podría ser cualquier otro, al valor marginal de cualquier actividad suele tender a cero cuanto más se repite, más aún si se hacen pocas cosas distintas. Las series me permiten relatarlo a través de una experiencia personal reciente. Hice lo mismo en su día con los videosjuegos y tomo precauciones con cualquier actividad que noto que está activando mi ciclo de dopamina a la vez que me exige demasiado tiempo y me da un valor cada vez menor por reiterado. Pero ese soy yo y mis circunstancias. Cada persona se reconocerá en el artículo de un modo distinto, cuando menos matizado, sin que ello implique ningún baremo de bueno o malo, o mejor y peor.
Portada
mis comunidades
otras secciones
#19 Muchas gracias por tu respuesta. Difiero contigo, o quizás no, sería cuestión de entrar en matices, en el hecho de las herramientas que tenemos que dar los padres a los hijos. Yo creo que le tengo que dar un entorno favorable para que el aprenda a construirse, eligiendo, y en su caso construyendo, las herramientas que necesite. Ese proceso le va a llevar el resto de su vida, igual que yo aún me sigo construyendo.
La reflexión sobre el modo de entretenimiento tiene ya décadas, a raíz de que la televisión empezará a ser el plato principal y en muchos casos exclusivo. Las tecnologías digitales, no por ellas en sí (que son una oportunidad extraordinaria), sino por como el mercado las ha usado, han contribuido a multiplicar el tiempo que dedicamos al ocio pasivo. En la raíz de todo está al final la pregunta: ¿qué queremos hacer con nuestra vida?. Si es que queremos hacer algo, que no es obligatorio. El tipo de ocio (activo o pasivo), la propia idea de entretenimiento, la cultura, el arte, el aburrimiento, son aspectos que están en el epicentro de ese terremoto, no de ahora, desde hace miles de años. Ahora además vamos conociendo mucho más sobre nuestro cerebro, sus fortalezas y sus vulnerabilidades.