El pretexto del "Enemigo" ya va siendo Naif. Ha servido desde años para frenar críticas constructivas y destartalar buenas ideas. En los 60 y hasta finales del 70, hubo carteles en los comedores obreros donde rezaba "Silencio, el enemigo escucha tus críticas". Si encontrabas una cucaracha en el arroz, mejor apartarla y no decirle a nadie, porque tu exigencia de mejor servicio, podría catalogarse como un favor al enemigo. Es cierto que el país ha vivido largamente bajo hostilidad, pero eso no puede representar la asfixia crítica de su pueblo, y mucho menos la (auto)censura. Hay una frontera delgadísima entre la exigencia de sacrificio o el altruismo, y la manipulación paranoica o el pretextismo para justificar las deficiencias de la planificación política y económica. El peor "enemigo" no está fuera...
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El artículo ha sido publicado hace apenas unas horas. La calificación de "antigua", atribuida por un lector no es sincera ni fiable. ¿Por qué?