Buenos, pues, he recopilado anécdotas humillantes que os he contado durante estos años. Están en orden kármico y he cortado en 100 de karma porque llevaba ya leídas 75 páginas de notas, sobre casi 600.
He pasado un buen rato, aquí os las dejo:
Cuando usé un rotulador que no era: @paumal
Cuando en Vodafone vieron al gato de fragedis: @paumal
Cuando le pedí a un joven que cediese su sitio en el bus: @paumal
Cuando fui a comprar pollo: @paumal
Cuando pregunté por una marca de tabaco: @paumal
Cuando me pidieron un Pedrito: @paumal
Cuando un colega me propuso unas birras para contarme algo @paumal
Cuando casi me encuentro a un colega: @paumal
Cuando fui a un entierro: @paumal
Cuando pedí croquetas con mis suegros: @paumal
Cuando una camarera ganó la lotería: @paumal
Cuando limpié el coche: @paumal
@sigo
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#4 Pero es que a partir de los 30 parece que lo de soltar "estos jóvenes de hoy en día" te reafirma como adulto