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#61 jajaha sólo habia leido la primera frase. "Pues yo lo veo bién" y lo he positivizado
#1 ¿a ti te faltó oxígeno al nacer verdad?
#23 no es victimismo, es realismo
exposiciones universales hahahah no me hagas reir
autopistas de peaje pagadas millones de veces hahahaha no me hagas reir
#9 los inversores son empresas privadas, el artículo habla del sector público.
#21 Es curioso que no habla de:
-Las dos Exposiciones Internacionales/Universales
-El seguro de cambio de las autopistas y otras inversiones en infraestructuras en Cataluña
Es muy cansino el victimismo constante mientras aragoneses, castellanos, gallegos o extremeños sufren el abandono y la despoblación.
#1 Puig i Cadafalch confía en Primo de Rivera
En 1923, la Liga -que tenía detrás el grueso de la burguesía más dinámica- estaba decepcionada con el régimen de la Restauración. Y se dejó conquistar por la palabra ensabonadora del capitán general Miguel Primo de Rivera, que se hizo amigo de Josep Puig i Cadafalch, el presidente de la Mancomunidad. Como antes con Polavieja, la derecha catalanista estaba dispuesta a seguir un militar que mostraba filoregionalisme. El capitán general de Cataluña aseguró el dirigente catalanista que si llegaba a gobernar haría una política descentralizadora. Hizo alguna declaración de simpatía por la lengua catalana, aunque no consta que dijera que hablaba en catalán en la intimidad.
Josep Puig i Cadafalch, uno de los que confió en Primo de rivera Foto: Ramon Casas (MNAC)
Barcelona y las principales ciudades vivían un clima de violencia y pistolerismo entre los grupos cenetistas y pistoleros a sueldo de la patronal. El golpe de estado de Primo de Rivera de septiembre de 1923 fue visto con esperanzas en sectores de la Liga. El resultado fue de nuevo decepcionante. Mientras se instauraba una dictadura y la CNT era reducida al silencio, Primo de Rivera olvidó las promesas. Pocos días después de llegar al poder ya emitió un decreto de represión del "separatismo". Muy pronto, la Mancomunidad comenzó a tener problemas y se instauró una política de españolización en todos los campos, incluida la prohibición de los Juegos Florales.
1960: "Operación Cataluña"
En mayo de 1960, el régimen franquista diseñó una estrategia de acercamiento a Cataluña. Los años cincuenta se habían evidenciado los primeros brotes de una oposición que, con muchos esfuerzos, se iba reconstruyendo. Hay que recordar el éxito de la huelga de tranvías de 1951, la segunda huelga que se produjo en 1957, la campaña del grupo CC, donde militaba un joven Jordi Pujol, para protestar contra la corrupción y el encarecimiento de la vida ( con pintadas con la P de protesta por diversos lugares) y, especialmente, el caso Galinsoga, en 1959, que alarmó al régimen. La protesta ciudadana contra el director de La Vanguardia, Luis Martínez de Galinsoga, hombre de ideas ultraderechistas que llamó "¡Todos los catalanas son una mierda!" En una iglesia al ver que se hacía misa en catalán, se extendió. Se llegaron a quemar ejemplares del diario de Godó y muchos suscriptores se dieron de baja. Finalmente, el director fue cesado.
El entonces alcalde de Barcelona, Josep Maria de Porcioles, fue uno de los estrategas de la Operación Cataluña. Notario de profesión, militante de la Liga en su juventud, Porcioles consiguió que las Cortes franquistas aprobaran la Compilación del derecho civil catalán, un reconocimiento a la especificidad jurídica catalana. El retorno del castillo de Montjuïc en la ciudad y la concesión a Barcelona de una Carta municipal permitió hablar de tres C (Compilación, Castillo y carta).
En el marco de esta operación de Estado, Franco visitó Cataluña en mayo de 1960. Estuvo todo el mes, alojándose en el Palau de Pedralbes y manteniendo contactos con la "sociedad civil". Incluso presidió un consejo de ministros. En este caso, sin embargo, no hubo que esperar mucho tiempo para comprobar final son llegaba la política de gestos del régimen con Cataluña.
El 19 de mayo, el Orfeón Catalán conmemoró el Palau de la Música los cien años del nacimiento de Joan Maragall. Franco tenía previsto asistir, pero finalmente no lo hizo. En el programa musical se prohibió que se incluyera el Canto de la bandera. Durante el concierto, un grupo de asistentes lo hizo, en presencia de varios ministros, y la policía intervino. A raíz de estos hechos se detuvo Jordi Pujol y otros activistas, como Francesc Pizón y Jaume Casajoana. Pujol fue sometido a consejo de guerra y condenado a siete años de prisión. Pizón, a tres años.
La historia de las diversas "operaciones Diálogo" puestas en marcha por los gobiernos españoles no da mucho margen al optimismo. Desde la transición, la estrategia del pájaro en mano logró concesiones siempre que el Gobierno de turno necesitaba apoyos en el Congreso (caso del pacto del Majestic).
Los grandes reconocimientos de soberanía fruto de un acuerdo Estado-Cataluña siempre se han producido en momentos de cambio de régimen. Porque Cataluña recuperara soberanía política, los años treinta, con el Estatuto de Nuria, tuvo que caer la monarquía borbónica y proclamarse la Segunda República. Y el retorno de la Generalitat en 1977 fue factible cuando el cadáver de Franco ya era frío.
#2 Me ha hecho mucha gracia como omite los intereses de inversores catalanes en Cuba y Filipinas.
Leyendo el artículo pareciera que Cataluña (Una, con una voluntad homogénea y con interéses únicos) está ahí a lo suyo y llega España, que es opresora, cateta y mentirosa y no para de hacerle faenas a la pobre Catalina..
Y lo de pintar a Pujol como un activista... En fin.
#21 Es curioso que no habla de:
-Las dos Exposiciones Internacionales/Universales
-El seguro de cambio de las autopistas y otras inversiones en infraestructuras en Cataluña
Es muy cansino el victimismo constante mientras aragoneses, castellanos, gallegos o extremeños sufren el abandono y la despoblación.
traducción:
La "operación diálogo" puesta en marcha por el gobierno español ante el proceso catalán no ha sido la primera de las que ha hecho el Estado para intentar responder a las reivindicaciones de Cataluña. Desde la eclosión del catalanismo político moderno, a finales del siglo XIX, muchas han sido las operaciones llevadas a cabo por ejecutivos de signo político. Casi todas -con alguna excepción remarcable- han acabado igual: con el gobierno español incumpliendo sus compromisos y ganando tiempo.
1899: el concierto económico, compromiso olvidado
Desde el primer Congreso Catalanista, en 1880, y el Memorial de Agravios presentado al rey Alfonso XII, se fue consolidando el catalanismo moderno. En el Mensaje a la reina regente de 1888, de tono conservador, un texto en el que Ángel Guimerà intervino directamente, se reclamaba la oficialidad del catalán, la soberanía catalana en los tribunales de justicia y que los catalanes pudieran elegir a sus gobernantes .
La presión catalanista fue creciendo, mientras perdían fuerza los partidos del régimen monárquico. Pero fue la crisis de 1898, con la pérdida de las últimas colonias, lo que hizo tambalear el Estado español, humillado en una guerra delirante con Estados Unidos. La burguesía catalana se fue separando del régimen y el catalanismo se convirtió en Barcelona una fuerza emergente.
El llamado Desastre del 98 hizo caer el gobierno y se formó un ministerio presidido por el conservador Silvela y que tenía como número dos y ministro de la guerra el general Camilo García de Polavieja, un militar que había sido gobernador de Cuba y Filipinas y conocido por su represión. Tenía ambiciones políticas y discurso aparentemente renovador contra la clase política. Con una especie de populismo de derechas se hizo popular entre sectores regionalistas catalanes, que decía defender.
Lo cierto es que Silvela formó un gobierno que quería atraerse Cataluña. El ministro catalán fue el jurista Duran y Bas, en Justicia. Se prometió regular las incompatibilidades de diputados y senadores, reducir efectivos militares y diplomáticos, y descentralizar los servicios de obras públicas. Juan Sallarès, hombre de Fomento del Trabajo y admirador de Polavieja, consiguió que Silvela se comprometiera al concierto económico y una diputación única.
El nuevo gobierno "amigo" hizo algunos gestos, como nombrar algunos alcaldes catalanistas, como el doctor Robert en Barcelona, y algunos obispos regionalistas como Torras y Bages en Vic. Entonces las designaciones episcopales estaban en manos del gobierno. Pero muy pronto surgieron los problemas. Con una hacienda que había quedado herida de muerte por la pérdida de Cuba y Filipinas, los presupuestos incluyeron fuertes cargas fiscales que molestaron industriales y comerciantes catalanes, y que fueron el origen del cierre de cajas, la revuelta fiscal que supuso una ola de represión en Catalunfolya: estado de guerra y detenciones de tenderos. Pero del concierto económico, nada de nada. Silvela negó que se hubiera comprometido. Duran y Bas y Polavieja salieron del gobierno.
1918: Alfonso XIII enreda Cambó o Cambó se deja enredar
El catalanismo se convirtió en el bloque central de la política catalana. En 1913, tras años de reivindicación, el Estado hizo una gran concesión: acordó la Mancomunidad. Fue la conquista más relevante del catalanismo, gracias al genio político de Prat de la Riba y la complicidad que encontró en el gobernante José Canalejas, un españolista inteligente. Pero el Estado hacía aguas por todas partes. El movimiento de la Asamblea de Parlamentarios del 1917, que unió el catalanismo y fuerzas democráticas del Estado como los republicanos, asustó Madrid, sobre todo cuando se extendió la protesta obrera ante la crisis de subsistencias. Asustado otra vez, el Estado cede. Se forman gobiernos de concentración con presencia catalanista de la Liga.
Francesc Cambó, el líder de la Liga a la muerte de Prat, cuenta en sus memorias una entrevista que tuvo el 15 de noviembre de 1918 con Alfonso XIII. El monarca estaba aterrizado. La guerra europea había terminado y la revolución se extendía por el continente: Rusia, Alemania ... El Borbón mostró al líder catalanista su simpatía por la causa autonomista y hasta el alentó a reclamar poder político. Poco después, se lanzó la Campaña para la Autonomía, que fue rechazada de plano por el gobierno.
Cambó fue ministro dos veces, de Fomento en 1918 y de Hacienda entre 1921 y 1922, y se sintió seducido. En algún momento, pareció que el Estado podía cambiar. Pero la realidad volvería a manifestarse de la manera más cruda: un ministro catalán, por listo que fuera, y Cambó lo era, quedaba engullido dentro del aparato del Estado, que seguía en manos de los sectores oligárquicos castellanos. La clase dirigente española sólo quería ganar tiempo.
Puig i Cadafalch confía en Primo de Rivera
En 1923, la Liga -que tenía detrás el grueso de la burguesía más dinámica- estaba decepcionada con el régimen de la Restauración. Y se dejó conquistar por la palabra ensabonadora del capital
#1 Puig i Cadafalch confía en Primo de Rivera
En 1923, la Liga -que tenía detrás el grueso de la burguesía más dinámica- estaba decepcionada con el régimen de la Restauración. Y se dejó conquistar por la palabra ensabonadora del capitán general Miguel Primo de Rivera, que se hizo amigo de Josep Puig i Cadafalch, el presidente de la Mancomunidad. Como antes con Polavieja, la derecha catalanista estaba dispuesta a seguir un militar que mostraba filoregionalisme. El capitán general de Cataluña aseguró el dirigente catalanista que si llegaba a gobernar haría una política descentralizadora. Hizo alguna declaración de simpatía por la lengua catalana, aunque no consta que dijera que hablaba en catalán en la intimidad.
Josep Puig i Cadafalch, uno de los que confió en Primo de rivera Foto: Ramon Casas (MNAC)
Barcelona y las principales ciudades vivían un clima de violencia y pistolerismo entre los grupos cenetistas y pistoleros a sueldo de la patronal. El golpe de estado de Primo de Rivera de septiembre de 1923 fue visto con esperanzas en sectores de la Liga. El resultado fue de nuevo decepcionante. Mientras se instauraba una dictadura y la CNT era reducida al silencio, Primo de Rivera olvidó las promesas. Pocos días después de llegar al poder ya emitió un decreto de represión del "separatismo". Muy pronto, la Mancomunidad comenzó a tener problemas y se instauró una política de españolización en todos los campos, incluida la prohibición de los Juegos Florales.
1960: "Operación Cataluña"
En mayo de 1960, el régimen franquista diseñó una estrategia de acercamiento a Cataluña. Los años cincuenta se habían evidenciado los primeros brotes de una oposición que, con muchos esfuerzos, se iba reconstruyendo. Hay que recordar el éxito de la huelga de tranvías de 1951, la segunda huelga que se produjo en 1957, la campaña del grupo CC, donde militaba un joven Jordi Pujol, para protestar contra la corrupción y el encarecimiento de la vida ( con pintadas con la P de protesta por diversos lugares) y, especialmente, el caso Galinsoga, en 1959, que alarmó al régimen. La protesta ciudadana contra el director de La Vanguardia, Luis Martínez de Galinsoga, hombre de ideas ultraderechistas que llamó "¡Todos los catalanas son una mierda!" En una iglesia al ver que se hacía misa en catalán, se extendió. Se llegaron a quemar ejemplares del diario de Godó y muchos suscriptores se dieron de baja. Finalmente, el director fue cesado.
El entonces alcalde de Barcelona, Josep Maria de Porcioles, fue uno de los estrategas de la Operación Cataluña. Notario de profesión, militante de la Liga en su juventud, Porcioles consiguió que las Cortes franquistas aprobaran la Compilación del derecho civil catalán, un reconocimiento a la especificidad jurídica catalana. El retorno del castillo de Montjuïc en la ciudad y la concesión a Barcelona de una Carta municipal permitió hablar de tres C (Compilación, Castillo y carta).
En el marco de esta operación de Estado, Franco visitó Cataluña en mayo de 1960. Estuvo todo el mes, alojándose en el Palau de Pedralbes y manteniendo contactos con la "sociedad civil". Incluso presidió un consejo de ministros. En este caso, sin embargo, no hubo que esperar mucho tiempo para comprobar final son llegaba la política de gestos del régimen con Cataluña.
El 19 de mayo, el Orfeón Catalán conmemoró el Palau de la Música los cien años del nacimiento de Joan Maragall. Franco tenía previsto asistir, pero finalmente no lo hizo. En el programa musical se prohibió que se incluyera el Canto de la bandera. Durante el concierto, un grupo de asistentes lo hizo, en presencia de varios ministros, y la policía intervino. A raíz de estos hechos se detuvo Jordi Pujol y otros activistas, como Francesc Pizón y Jaume Casajoana. Pujol fue sometido a consejo de guerra y condenado a siete años de prisión. Pizón, a tres años.
La historia de las diversas "operaciones Diálogo" puestas en marcha por los gobiernos españoles no da mucho margen al optimismo. Desde la transición, la estrategia del pájaro en mano logró concesiones siempre que el Gobierno de turno necesitaba apoyos en el Congreso (caso del pacto del Majestic).
Los grandes reconocimientos de soberanía fruto de un acuerdo Estado-Cataluña siempre se han producido en momentos de cambio de régimen. Porque Cataluña recuperara soberanía política, los años treinta, con el Estatuto de Nuria, tuvo que caer la monarquía borbónica y proclamarse la Segunda República. Y el retorno de la Generalitat en 1977 fue factible cuando el cadáver de Franco ya era frío.
#2 Me ha hecho mucha gracia como omite los intereses de inversores catalanes en Cuba y Filipinas.
Leyendo el artículo pareciera que Cataluña (Una, con una voluntad homogénea y con interéses únicos) está ahí a lo suyo y llega España, que es opresora, cateta y mentirosa y no para de hacerle faenas a la pobre Catalina..
Y lo de pintar a Pujol como un activista... En fin.
#21 Es curioso que no habla de:
-Las dos Exposiciones Internacionales/Universales
-El seguro de cambio de las autopistas y otras inversiones en infraestructuras en Cataluña
Es muy cansino el victimismo constante mientras aragoneses, castellanos, gallegos o extremeños sufren el abandono y la despoblación.
Desde finales del siglo XIX, con la monarquía borbónica de Alfonso XII, pasando por el franquismo, todos los regímenes españoles han mostrado en algún momento voluntad aparente de comprender Cataluña El resultado siempre ha sido decepcionante, desde que el Estado rechazó hace más de cien años la reclamación del concierto económico
#18 ya, pero es que no es un lol normalito es un MEGALOL
#12 hahah no tienes ni idea de lo que me rio así que puedes seguir haciendo hipótesis.
#10 me alegro que te alegres, no me rio de su hija me rio de él que es el protagonista de la noticia.
#8 y qué. A mi me hace mucha gracia.
#6 lo siento si te lo explico pierde la gracia
dicen que el sentido del humor es signo de inteligencia
#4 el que quiera entender que entienda
#1 ¿Dónde está el chiste?
#5 Quiero entenderlo pero no puedo, ¿me lo puedes explicar?
#7 Tu humor me da asco.
Nacho Vidal tiene una hija transexual: "Mi hijo Ignacio ahora se llama Violeta"
Desde finales del siglo XIX, con la monarquía borbónica de Alfonso XII, pasando por el franquismo, todos los regímenes españoles han mostrado en algún momento voluntad aparente de comprender Cataluña El resultado siempre ha sido decepcionante, desde que el Estado rechazó hace más de cien años la reclamación del concierto económico
Nacho Vidal tiene una hija transexual: "Mi hijo Ignacio ahora se llama Violeta"
#61 jajaha sólo habia leido la primera frase. "Pues yo lo veo bién" y lo he positivizado
#1 ¿a ti te faltó oxígeno al nacer verdad?
#23 no es victimismo, es realismo
exposiciones universales hahahah no me hagas reir
autopistas de peaje pagadas millones de veces hahahaha no me hagas reir
#9 los inversores son empresas privadas, el artículo habla del sector público.
#21 Es curioso que no habla de:
-Las dos Exposiciones Internacionales/Universales
-El seguro de cambio de las autopistas y otras inversiones en infraestructuras en Cataluña
Es muy cansino el victimismo constante mientras aragoneses, castellanos, gallegos o extremeños sufren el abandono y la despoblación.
#1 Puig i Cadafalch confía en Primo de Rivera
En 1923, la Liga -que tenía detrás el grueso de la burguesía más dinámica- estaba decepcionada con el régimen de la Restauración. Y se dejó conquistar por la palabra ensabonadora del capitán general Miguel Primo de Rivera, que se hizo amigo de Josep Puig i Cadafalch, el presidente de la Mancomunidad. Como antes con Polavieja, la derecha catalanista estaba dispuesta a seguir un militar que mostraba filoregionalisme. El capitán general de Cataluña aseguró el dirigente catalanista que si llegaba a gobernar haría una política descentralizadora. Hizo alguna declaración de simpatía por la lengua catalana, aunque no consta que dijera que hablaba en catalán en la intimidad.
Josep Puig i Cadafalch, uno de los que confió en Primo de rivera Foto: Ramon Casas (MNAC)
Barcelona y las principales ciudades vivían un clima de violencia y pistolerismo entre los grupos cenetistas y pistoleros a sueldo de la patronal. El golpe de estado de Primo de Rivera de septiembre de 1923 fue visto con esperanzas en sectores de la Liga. El resultado fue de nuevo decepcionante. Mientras se instauraba una dictadura y la CNT era reducida al silencio, Primo de Rivera olvidó las promesas. Pocos días después de llegar al poder ya emitió un decreto de represión del "separatismo". Muy pronto, la Mancomunidad comenzó a tener problemas y se instauró una política de españolización en todos los campos, incluida la prohibición de los Juegos Florales.
1960: "Operación Cataluña"
En mayo de 1960, el régimen franquista diseñó una estrategia de acercamiento a Cataluña. Los años cincuenta se habían evidenciado los primeros brotes de una oposición que, con muchos esfuerzos, se iba reconstruyendo. Hay que recordar el éxito de la huelga de tranvías de 1951, la segunda huelga que se produjo en 1957, la campaña del grupo CC, donde militaba un joven Jordi Pujol, para protestar contra la corrupción y el encarecimiento de la vida ( con pintadas con la P de protesta por diversos lugares) y, especialmente, el caso Galinsoga, en 1959, que alarmó al régimen. La protesta ciudadana contra el director de La Vanguardia, Luis Martínez de Galinsoga, hombre de ideas ultraderechistas que llamó "¡Todos los catalanas son una mierda!" En una iglesia al ver que se hacía misa en catalán, se extendió. Se llegaron a quemar ejemplares del diario de Godó y muchos suscriptores se dieron de baja. Finalmente, el director fue cesado.
El entonces alcalde de Barcelona, Josep Maria de Porcioles, fue uno de los estrategas de la Operación Cataluña. Notario de profesión, militante de la Liga en su juventud, Porcioles consiguió que las Cortes franquistas aprobaran la Compilación del derecho civil catalán, un reconocimiento a la especificidad jurídica catalana. El retorno del castillo de Montjuïc en la ciudad y la concesión a Barcelona de una Carta municipal permitió hablar de tres C (Compilación, Castillo y carta).
En el marco de esta operación de Estado, Franco visitó Cataluña en mayo de 1960. Estuvo todo el mes, alojándose en el Palau de Pedralbes y manteniendo contactos con la "sociedad civil". Incluso presidió un consejo de ministros. En este caso, sin embargo, no hubo que esperar mucho tiempo para comprobar final son llegaba la política de gestos del régimen con Cataluña.
El 19 de mayo, el Orfeón Catalán conmemoró el Palau de la Música los cien años del nacimiento de Joan Maragall. Franco tenía previsto asistir, pero finalmente no lo hizo. En el programa musical se prohibió que se incluyera el Canto de la bandera. Durante el concierto, un grupo de asistentes lo hizo, en presencia de varios ministros, y la policía intervino. A raíz de estos hechos se detuvo Jordi Pujol y otros activistas, como Francesc Pizón y Jaume Casajoana. Pujol fue sometido a consejo de guerra y condenado a siete años de prisión. Pizón, a tres años.
La historia de las diversas "operaciones Diálogo" puestas en marcha por los gobiernos españoles no da mucho margen al optimismo. Desde la transición, la estrategia del pájaro en mano logró concesiones siempre que el Gobierno de turno necesitaba apoyos en el Congreso (caso del pacto del Majestic).
Los grandes reconocimientos de soberanía fruto de un acuerdo Estado-Cataluña siempre se han producido en momentos de cambio de régimen. Porque Cataluña recuperara soberanía política, los años treinta, con el Estatuto de Nuria, tuvo que caer la monarquía borbónica y proclamarse la Segunda República. Y el retorno de la Generalitat en 1977 fue factible cuando el cadáver de Franco ya era frío.
#2 Me ha hecho mucha gracia como omite los intereses de inversores catalanes en Cuba y Filipinas.
Leyendo el artículo pareciera que Cataluña (Una, con una voluntad homogénea y con interéses únicos) está ahí a lo suyo y llega España, que es opresora, cateta y mentirosa y no para de hacerle faenas a la pobre Catalina..
Y lo de pintar a Pujol como un activista... En fin.
#21 Es curioso que no habla de:
-Las dos Exposiciones Internacionales/Universales
-El seguro de cambio de las autopistas y otras inversiones en infraestructuras en Cataluña
Es muy cansino el victimismo constante mientras aragoneses, castellanos, gallegos o extremeños sufren el abandono y la despoblación.
traducción:
La "operación diálogo" puesta en marcha por el gobierno español ante el proceso catalán no ha sido la primera de las que ha hecho el Estado para intentar responder a las reivindicaciones de Cataluña. Desde la eclosión del catalanismo político moderno, a finales del siglo XIX, muchas han sido las operaciones llevadas a cabo por ejecutivos de signo político. Casi todas -con alguna excepción remarcable- han acabado igual: con el gobierno español incumpliendo sus compromisos y ganando tiempo.
1899: el concierto económico, compromiso olvidado
Desde el primer Congreso Catalanista, en 1880, y el Memorial de Agravios presentado al rey Alfonso XII, se fue consolidando el catalanismo moderno. En el Mensaje a la reina regente de 1888, de tono conservador, un texto en el que Ángel Guimerà intervino directamente, se reclamaba la oficialidad del catalán, la soberanía catalana en los tribunales de justicia y que los catalanes pudieran elegir a sus gobernantes .
La presión catalanista fue creciendo, mientras perdían fuerza los partidos del régimen monárquico. Pero fue la crisis de 1898, con la pérdida de las últimas colonias, lo que hizo tambalear el Estado español, humillado en una guerra delirante con Estados Unidos. La burguesía catalana se fue separando del régimen y el catalanismo se convirtió en Barcelona una fuerza emergente.
El llamado Desastre del 98 hizo caer el gobierno y se formó un ministerio presidido por el conservador Silvela y que tenía como número dos y ministro de la guerra el general Camilo García de Polavieja, un militar que había sido gobernador de Cuba y Filipinas y conocido por su represión. Tenía ambiciones políticas y discurso aparentemente renovador contra la clase política. Con una especie de populismo de derechas se hizo popular entre sectores regionalistas catalanes, que decía defender.
Lo cierto es que Silvela formó un gobierno que quería atraerse Cataluña. El ministro catalán fue el jurista Duran y Bas, en Justicia. Se prometió regular las incompatibilidades de diputados y senadores, reducir efectivos militares y diplomáticos, y descentralizar los servicios de obras públicas. Juan Sallarès, hombre de Fomento del Trabajo y admirador de Polavieja, consiguió que Silvela se comprometiera al concierto económico y una diputación única.
El nuevo gobierno "amigo" hizo algunos gestos, como nombrar algunos alcaldes catalanistas, como el doctor Robert en Barcelona, y algunos obispos regionalistas como Torras y Bages en Vic. Entonces las designaciones episcopales estaban en manos del gobierno. Pero muy pronto surgieron los problemas. Con una hacienda que había quedado herida de muerte por la pérdida de Cuba y Filipinas, los presupuestos incluyeron fuertes cargas fiscales que molestaron industriales y comerciantes catalanes, y que fueron el origen del cierre de cajas, la revuelta fiscal que supuso una ola de represión en Catalunfolya: estado de guerra y detenciones de tenderos. Pero del concierto económico, nada de nada. Silvela negó que se hubiera comprometido. Duran y Bas y Polavieja salieron del gobierno.
1918: Alfonso XIII enreda Cambó o Cambó se deja enredar
El catalanismo se convirtió en el bloque central de la política catalana. En 1913, tras años de reivindicación, el Estado hizo una gran concesión: acordó la Mancomunidad. Fue la conquista más relevante del catalanismo, gracias al genio político de Prat de la Riba y la complicidad que encontró en el gobernante José Canalejas, un españolista inteligente. Pero el Estado hacía aguas por todas partes. El movimiento de la Asamblea de Parlamentarios del 1917, que unió el catalanismo y fuerzas democráticas del Estado como los republicanos, asustó Madrid, sobre todo cuando se extendió la protesta obrera ante la crisis de subsistencias. Asustado otra vez, el Estado cede. Se forman gobiernos de concentración con presencia catalanista de la Liga.
Francesc Cambó, el líder de la Liga a la muerte de Prat, cuenta en sus memorias una entrevista que tuvo el 15 de noviembre de 1918 con Alfonso XIII. El monarca estaba aterrizado. La guerra europea había terminado y la revolución se extendía por el continente: Rusia, Alemania ... El Borbón mostró al líder catalanista su simpatía por la causa autonomista y hasta el alentó a reclamar poder político. Poco después, se lanzó la Campaña para la Autonomía, que fue rechazada de plano por el gobierno.
Cambó fue ministro dos veces, de Fomento en 1918 y de Hacienda entre 1921 y 1922, y se sintió seducido. En algún momento, pareció que el Estado podía cambiar. Pero la realidad volvería a manifestarse de la manera más cruda: un ministro catalán, por listo que fuera, y Cambó lo era, quedaba engullido dentro del aparato del Estado, que seguía en manos de los sectores oligárquicos castellanos. La clase dirigente española sólo quería ganar tiempo.
Puig i Cadafalch confía en Primo de Rivera
En 1923, la Liga -que tenía detrás el grueso de la burguesía más dinámica- estaba decepcionada con el régimen de la Restauración. Y se dejó conquistar por la palabra ensabonadora del capital
#1 Puig i Cadafalch confía en Primo de Rivera
En 1923, la Liga -que tenía detrás el grueso de la burguesía más dinámica- estaba decepcionada con el régimen de la Restauración. Y se dejó conquistar por la palabra ensabonadora del capitán general Miguel Primo de Rivera, que se hizo amigo de Josep Puig i Cadafalch, el presidente de la Mancomunidad. Como antes con Polavieja, la derecha catalanista estaba dispuesta a seguir un militar que mostraba filoregionalisme. El capitán general de Cataluña aseguró el dirigente catalanista que si llegaba a gobernar haría una política descentralizadora. Hizo alguna declaración de simpatía por la lengua catalana, aunque no consta que dijera que hablaba en catalán en la intimidad.
Josep Puig i Cadafalch, uno de los que confió en Primo de rivera Foto: Ramon Casas (MNAC)
Barcelona y las principales ciudades vivían un clima de violencia y pistolerismo entre los grupos cenetistas y pistoleros a sueldo de la patronal. El golpe de estado de Primo de Rivera de septiembre de 1923 fue visto con esperanzas en sectores de la Liga. El resultado fue de nuevo decepcionante. Mientras se instauraba una dictadura y la CNT era reducida al silencio, Primo de Rivera olvidó las promesas. Pocos días después de llegar al poder ya emitió un decreto de represión del "separatismo". Muy pronto, la Mancomunidad comenzó a tener problemas y se instauró una política de españolización en todos los campos, incluida la prohibición de los Juegos Florales.
1960: "Operación Cataluña"
En mayo de 1960, el régimen franquista diseñó una estrategia de acercamiento a Cataluña. Los años cincuenta se habían evidenciado los primeros brotes de una oposición que, con muchos esfuerzos, se iba reconstruyendo. Hay que recordar el éxito de la huelga de tranvías de 1951, la segunda huelga que se produjo en 1957, la campaña del grupo CC, donde militaba un joven Jordi Pujol, para protestar contra la corrupción y el encarecimiento de la vida ( con pintadas con la P de protesta por diversos lugares) y, especialmente, el caso Galinsoga, en 1959, que alarmó al régimen. La protesta ciudadana contra el director de La Vanguardia, Luis Martínez de Galinsoga, hombre de ideas ultraderechistas que llamó "¡Todos los catalanas son una mierda!" En una iglesia al ver que se hacía misa en catalán, se extendió. Se llegaron a quemar ejemplares del diario de Godó y muchos suscriptores se dieron de baja. Finalmente, el director fue cesado.
El entonces alcalde de Barcelona, Josep Maria de Porcioles, fue uno de los estrategas de la Operación Cataluña. Notario de profesión, militante de la Liga en su juventud, Porcioles consiguió que las Cortes franquistas aprobaran la Compilación del derecho civil catalán, un reconocimiento a la especificidad jurídica catalana. El retorno del castillo de Montjuïc en la ciudad y la concesión a Barcelona de una Carta municipal permitió hablar de tres C (Compilación, Castillo y carta).
En el marco de esta operación de Estado, Franco visitó Cataluña en mayo de 1960. Estuvo todo el mes, alojándose en el Palau de Pedralbes y manteniendo contactos con la "sociedad civil". Incluso presidió un consejo de ministros. En este caso, sin embargo, no hubo que esperar mucho tiempo para comprobar final son llegaba la política de gestos del régimen con Cataluña.
El 19 de mayo, el Orfeón Catalán conmemoró el Palau de la Música los cien años del nacimiento de Joan Maragall. Franco tenía previsto asistir, pero finalmente no lo hizo. En el programa musical se prohibió que se incluyera el Canto de la bandera. Durante el concierto, un grupo de asistentes lo hizo, en presencia de varios ministros, y la policía intervino. A raíz de estos hechos se detuvo Jordi Pujol y otros activistas, como Francesc Pizón y Jaume Casajoana. Pujol fue sometido a consejo de guerra y condenado a siete años de prisión. Pizón, a tres años.
La historia de las diversas "operaciones Diálogo" puestas en marcha por los gobiernos españoles no da mucho margen al optimismo. Desde la transición, la estrategia del pájaro en mano logró concesiones siempre que el Gobierno de turno necesitaba apoyos en el Congreso (caso del pacto del Majestic).
Los grandes reconocimientos de soberanía fruto de un acuerdo Estado-Cataluña siempre se han producido en momentos de cambio de régimen. Porque Cataluña recuperara soberanía política, los años treinta, con el Estatuto de Nuria, tuvo que caer la monarquía borbónica y proclamarse la Segunda República. Y el retorno de la Generalitat en 1977 fue factible cuando el cadáver de Franco ya era frío.
#2 Me ha hecho mucha gracia como omite los intereses de inversores catalanes en Cuba y Filipinas.
Leyendo el artículo pareciera que Cataluña (Una, con una voluntad homogénea y con interéses únicos) está ahí a lo suyo y llega España, que es opresora, cateta y mentirosa y no para de hacerle faenas a la pobre Catalina..
Y lo de pintar a Pujol como un activista... En fin.
#21 Es curioso que no habla de:
-Las dos Exposiciones Internacionales/Universales
-El seguro de cambio de las autopistas y otras inversiones en infraestructuras en Cataluña
Es muy cansino el victimismo constante mientras aragoneses, castellanos, gallegos o extremeños sufren el abandono y la despoblación.
#18 ya, pero es que no es un lol normalito es un MEGALOL
#12 hahah no tienes ni idea de lo que me rio así que puedes seguir haciendo hipótesis.
#10 me alegro que te alegres, no me rio de su hija me rio de él que es el protagonista de la noticia.
#8 y qué. A mi me hace mucha gracia.
#6 lo siento si te lo explico pierde la gracia
dicen que el sentido del humor es signo de inteligencia
#4 el que quiera entender que entienda
#1 ¿Dónde está el chiste?
#5 Quiero entenderlo pero no puedo, ¿me lo puedes explicar?
#7 Tu humor me da asco.
#64 se lo digo al paleto #1