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Los sucesos de Colonia marcan un antes y un después a la hora de afrontar la cuestión de los refugiados. Nos lo dicen los medios serios, los políticos de Estado, los ponderados y ecuánimes interesados en marcar una supuesta equidistancia entre un discurso ultraderechista que se frota las manos ante la prueba definitiva de la invasión bárbara y una supuesta izquierda ingenua e incapaz de superar el mito del buen salvaje roussoniano.
La captura de un bacalao con un vibrador en su interior, renueva el debate sobre la memoria de los peces, al tiempo que nos hace replantearnos la relación de algunos políticos y de la ciudadanía con la memoriA.
“En la vida no hay culpables, ni excusas”. Esta es la gran lección que Consuelo Ciscar aprendió de su esposo, compañero y cómplice existencial Rafael Brasco. Hoy ella dejó el museo IVAM con la excusa de ""motivos de salud" tras ser defenestrada por la Generalitat Valenciana y el PP. Mientras él espera que un juez decida si le envía a la cárcel por el desvío de fondos públicos destinados a la cooperación internacional.
El president de la Generalitat valenciana quiere que los ciudadanos dejen de verlo como Fabra y le llamen Alberto. Un deseo muy difícil...
El índice de homicidios entre la población afrodescendiente enciende todas las alarmas en el país. En dos de cada tres homicidios, de los 60.000 que cada año se producen en Brasil, la víctima es de la comunidad negra. La edad media de los fallecidos es de 20 años.
La Comunidad Valenciana está condenada a la invisibilidad, ahora ya de forma definitiva tras el cierre de Canal 9.
Fabra será el avezado marino que logrará poner a la Comunidad Valenciana a salvo de ese ataque pirata que estaría proyectando Ximo Puig, transformado desde la calle Quart en un renovado capitán Morgan que, junto a bucaneros catalanistas y radicales, se apresta a enarbolar la bandera negra con las dos tibias coronadas por la calavera siniestra del tripartito.
Hace ya casi cuarenta años miles de españoles tuvieron que aceptar una condena de olvido a cambio de un proyecto de convivencia en paz. Las llamadas víctimas del terrorismo nunca han sido olvidadas por el estado ni la mayoría de la sociedad democrática, han visto juzgados y sentenciados a los responsables de su duelo y nadie cuestiona su derecho a la memoria. De ellos depende si quieren aportar su dolor para, como ocurrió entonces, construir esa nueva sociedad democrática que este país necesita con urgencia.
El vecino del Raval barcelonés Juan Andrés Benítez falleció el pasado 6 de octubre después de haber sido reducido y arrestado por agentes de la policía autonómica.
Hay visiones que nos dejan sumidos en la repulsión, la angustia, el miedo. Resulta difícil evitar estas atávicas reacciones cuando nuestra mirada tropieza, por ejemplo, con la deformación de los cuerpos o la amputada ausencia de un muñón. Deformaciones y muñones como los que experimentan cada día en carne propia las más de 180 víctimas de la talidomida que, tras medio siglo de espera, están pendientes de la sentencia que un juzgado de Madrid debe dictaminar en los próximos días sobre su denuncia contra la farmacéutica Grünental.
Han tenido que pasar más de tres décadas para que los españoles supiéramos que el golpe del 23F no fue, en realidad, más que una performance de Tejero que Millán del Bosch, influenciado por el barroquismo fallero, se encargó de ejecutar en su versión más rococó sacando los tanques a la calle. Pero así es: el asalto al Congreso solo aspiraba a ser una intervención creativa que promoviera una nueva corriente artística, el tricornismo.
Moralizar el capitalismo se ha convertido en la gran obsesión de Nicolas Sarkozy. Mientras en España el desempleo ha crecido un millón de personas en los últimos doce meses y la cifra de los cuatro millones de parados se deja ya entrever en el horizonte. Así, a la mano invisible del mercado parece sucederle en este nuevo ciclo económico el designio caprichoso de una misericordia selectiva. Pero es imprescindible que por nada del mundo el damnificado ose levantar la mano para pedir la palabra. Eso le convierte en sospechoso.
Tienes razón, Kitsy, pero ha sido la única forma en que me la ha admitido, de lo contrario me decía que había un error en el texto o en el título. Lo siento,
René Descartes nos recordó hace tiempo que la duda es buena consejera en el difícil camino del conocimiento. El dogma es enemigo de la curiosidad y una mínima dosis de duda es, posiblemente, el mejor antídoto contra la intransigencia. Si el filósofo francés aplicaba la receta al campo de la investigación, no parece menos apropiado el remedio para los delicados males de la política.
La destrucción del sistema capitalista sólo se realizará si uno o muchos movimientos lo enfrentan o derrotan en su núcleo central, es decir, en la propiedad privada de los medios de producción y de cambio, afirmó el subcomandante Marcos.
Menos mal que nos quedan veteranos como Labordeta para refrescarnos un poco el ambiente. Con gente así hasta puede que haya un día en que, al levantar la vista, veamos un tierra que ponga libertad
La historia es evocadora, pero estoy de acuerdo con los que plantean que se ha quedado a mitad el periodista que la ha escrito
Estupendos testimonios de esos que nos ayundan a enfrentarnos al futuro sin dejar de mirar al pasado.
Ya basta de demagogia barata. El estado baja los impuestos a cambio de recortarnos los servicios públicos y todo para que, al final, lo poco que nos ahorramos en el fisco se lo llevan los banqueros en la hipoteca. Si queremos tener más poder adquisitivo, reclamemos aumentos reales de los salarios que frenen el crecimiento desproporcionado que se ha registrado de las rentas del capital en los últimos años en detrimento de las rentas del trabajo. Y en cuanto a los impuestos, a pagar los necesarios, mejor directos que indidirectos, y sobre todo, que pague más quien más tiene. Y que el estado se dedique de forma real a redistribuir la riqueza. Eso sí, para eso habrá que estar un poco más pendientes de lo que nos rodea, porque la pasividad social es muy mala consejera.
Y luego dicen que la República estás transnochada
Creo que se hace mucha demagogia con los impuestos. Socialistas y populares se empeñan en hablar de rebajas de impuestos como quien pone la zanahoria a la vista del burro. Se enuncian descuentos en la declaración de la renta, es decir, aquella donde (fraude a parte) quien más tiene más paga, para después hablarnos de la necesidad de recortar gasto público que debería emplearse en potenciar la economia y promover servicios sociales, sanitarios y eductativos de calidad. Mientras tanto, nos suben los impuestos indirectos, que no nos damos cuenta que pagamos y que son los más antidemocráticos que existen pues paga el mismo IVA por una barra de pan un rico que un pobre. Los impuestos deberían servir para financiar iniciativas que mejoren la vida a los ciudadanos y para redistribuir la riqueza de la sociedad, convatiendo la marginación y la exclusión social. Claro que eso ya no se lleva, ahora se impone el salvese quien pueda con la excusa de que todo el mundo puede tener un "jaguar" en este capitalismo salvaje en el que vivimos. Lo retransmiten vía satélite y vienen en patera y cayuco a por ellos.
Sin entrar a valorar el caso concreto, lo que resulta sorprendente es que, a estas alturas, haya quien continúe considerando un agravante que la mujer trabaje y no se dedique en cuerpo y alma a los hijos. Obviamente, si los dos ex integrantes de la pareja son mínimamente normales (vamos, que no hay problemas de maltrato o cosas por el estilo) lo normal es la tutela compartida y unos buenos servicios públicos que permitan disponer de guarderías para atender a los hijos mientras las familias y ex familias trabajadores tienen que estar fuera de casa, no por gusto, sino para ganarse la vida, mantener a esos hijos en disputa, y pagar unas hipotecas por los cielos.
Gente así es capaz de alegrarnos la vida y tal y como está, es todo un detallazo.
Entrevista con el antropologo Sidney Possuelo
Los sucesos de Colonia marcan un antes y un después a la hora de afrontar la cuestión de los refugiados. Nos lo dicen los medios serios, los políticos de Estado, los ponderados y ecuánimes interesados en marcar una supuesta equidistancia entre un discurso ultraderechista que se frota las manos ante la prueba definitiva de la invasión bárbara y una supuesta izquierda ingenua e incapaz de superar el mito del buen salvaje roussoniano.
La captura de un bacalao con un vibrador en su interior, renueva el debate sobre la memoria de los peces, al tiempo que nos hace replantearnos la relación de algunos políticos y de la ciudadanía con la memoriA.
“En la vida no hay culpables, ni excusas”. Esta es la gran lección que Consuelo Ciscar aprendió de su esposo, compañero y cómplice existencial Rafael Brasco. Hoy ella dejó el museo IVAM con la excusa de ""motivos de salud" tras ser defenestrada por la Generalitat Valenciana y el PP. Mientras él espera que un juez decida si le envía a la cárcel por el desvío de fondos públicos destinados a la cooperación internacional.
El president de la Generalitat valenciana quiere que los ciudadanos dejen de verlo como Fabra y le llamen Alberto. Un deseo muy difícil...
El índice de homicidios entre la población afrodescendiente enciende todas las alarmas en el país. En dos de cada tres homicidios, de los 60.000 que cada año se producen en Brasil, la víctima es de la comunidad negra. La edad media de los fallecidos es de 20 años.
La Comunidad Valenciana está condenada a la invisibilidad, ahora ya de forma definitiva tras el cierre de Canal 9.
Fabra será el avezado marino que logrará poner a la Comunidad Valenciana a salvo de ese ataque pirata que estaría proyectando Ximo Puig, transformado desde la calle Quart en un renovado capitán Morgan que, junto a bucaneros catalanistas y radicales, se apresta a enarbolar la bandera negra con las dos tibias coronadas por la calavera siniestra del tripartito.
Hace ya casi cuarenta años miles de españoles tuvieron que aceptar una condena de olvido a cambio de un proyecto de convivencia en paz. Las llamadas víctimas del terrorismo nunca han sido olvidadas por el estado ni la mayoría de la sociedad democrática, han visto juzgados y sentenciados a los responsables de su duelo y nadie cuestiona su derecho a la memoria. De ellos depende si quieren aportar su dolor para, como ocurrió entonces, construir esa nueva sociedad democrática que este país necesita con urgencia.
El vecino del Raval barcelonés Juan Andrés Benítez falleció el pasado 6 de octubre después de haber sido reducido y arrestado por agentes de la policía autonómica.
Hay visiones que nos dejan sumidos en la repulsión, la angustia, el miedo. Resulta difícil evitar estas atávicas reacciones cuando nuestra mirada tropieza, por ejemplo, con la deformación de los cuerpos o la amputada ausencia de un muñón. Deformaciones y muñones como los que experimentan cada día en carne propia las más de 180 víctimas de la talidomida que, tras medio siglo de espera, están pendientes de la sentencia que un juzgado de Madrid debe dictaminar en los próximos días sobre su denuncia contra la farmacéutica Grünental.
Han tenido que pasar más de tres décadas para que los españoles supiéramos que el golpe del 23F no fue, en realidad, más que una performance de Tejero que Millán del Bosch, influenciado por el barroquismo fallero, se encargó de ejecutar en su versión más rococó sacando los tanques a la calle. Pero así es: el asalto al Congreso solo aspiraba a ser una intervención creativa que promoviera una nueva corriente artística, el tricornismo.
Moralizar el capitalismo se ha convertido en la gran obsesión de Nicolas Sarkozy. Mientras en España el desempleo ha crecido un millón de personas en los últimos doce meses y la cifra de los cuatro millones de parados se deja ya entrever en el horizonte. Así, a la mano invisible del mercado parece sucederle en este nuevo ciclo económico el designio caprichoso de una misericordia selectiva. Pero es imprescindible que por nada del mundo el damnificado ose levantar la mano para pedir la palabra. Eso le convierte en sospechoso.
Tienes razón, Kitsy, pero ha sido la única forma en que me la ha admitido, de lo contrario me decía que había un error en el texto o en el título. Lo siento,
Menos mal que nos quedan veteranos como Labordeta para refrescarnos un poco el ambiente. Con gente así hasta puede que haya un día en que, al levantar la vista, veamos un tierra que ponga libertad
La historia es evocadora, pero estoy de acuerdo con los que plantean que se ha quedado a mitad el periodista que la ha escrito
Estupendos testimonios de esos que nos ayundan a enfrentarnos al futuro sin dejar de mirar al pasado.
Ya basta de demagogia barata. El estado baja los impuestos a cambio de recortarnos los servicios públicos y todo para que, al final, lo poco que nos ahorramos en el fisco se lo llevan los banqueros en la hipoteca. Si queremos tener más poder adquisitivo, reclamemos aumentos reales de los salarios que frenen el crecimiento desproporcionado que se ha registrado de las rentas del capital en los últimos años en detrimento de las rentas del trabajo. Y en cuanto a los impuestos, a pagar los necesarios, mejor directos que indidirectos, y sobre todo, que pague más quien más tiene. Y que el estado se dedique de forma real a redistribuir la riqueza. Eso sí, para eso habrá que estar un poco más pendientes de lo que nos rodea, porque la pasividad social es muy mala consejera.
Y luego dicen que la República estás transnochada
Creo que se hace mucha demagogia con los impuestos. Socialistas y populares se empeñan en hablar de rebajas de impuestos como quien pone la zanahoria a la vista del burro. Se enuncian descuentos en la declaración de la renta, es decir, aquella donde (fraude a parte) quien más tiene más paga, para después hablarnos de la necesidad de recortar gasto público que debería emplearse en potenciar la economia y promover servicios sociales, sanitarios y eductativos de calidad. Mientras tanto, nos suben los impuestos indirectos, que no nos damos cuenta que pagamos y que son los más antidemocráticos que existen pues paga el mismo IVA por una barra de pan un rico que un pobre. Los impuestos deberían servir para financiar iniciativas que mejoren la vida a los ciudadanos y para redistribuir la riqueza de la sociedad, convatiendo la marginación y la exclusión social. Claro que eso ya no se lleva, ahora se impone el salvese quien pueda con la excusa de que todo el mundo puede tener un "jaguar" en este capitalismo salvaje en el que vivimos. Lo retransmiten vía satélite y vienen en patera y cayuco a por ellos.
Sin entrar a valorar el caso concreto, lo que resulta sorprendente es que, a estas alturas, haya quien continúe considerando un agravante que la mujer trabaje y no se dedique en cuerpo y alma a los hijos. Obviamente, si los dos ex integrantes de la pareja son mínimamente normales (vamos, que no hay problemas de maltrato o cosas por el estilo) lo normal es la tutela compartida y unos buenos servicios públicos que permitan disponer de guarderías para atender a los hijos mientras las familias y ex familias trabajadores tienen que estar fuera de casa, no por gusto, sino para ganarse la vida, mantener a esos hijos en disputa, y pagar unas hipotecas por los cielos.
Gente así es capaz de alegrarnos la vida y tal y como está, es todo un detallazo.
Tenia un contrato tan precario, tan precario... que no tenía ni tiempo de presentarse al concurso
Los matices en las definiciones no son neutrales. El lenguaje está cargado de ideología y la que transmite esta deficinión no es precisamente la más democrática
#3 Estás criticando al artículo, lo mismo que el artículo está denunciando ¿lo has leído de verdad?