Parece mentira que con el ejemplo que tenemos con Nadal, de humildad y superación, haya padres que se obsesionen con que sus hijos son un portento, maltratados por la sociedad, cuando son ellos mismos los que los debilitan con su sobreproteccion y victimismo
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Esta sociedad es hipócrita, victimista y borreguil. La gente invoca su libertad de expresión a la vez que denuncia ofensas ajenas o delitos de odio, tienen derecho a decir lo que quieran pero luego tienen la piel muy fina.