#2 El problema de los libros sagrados es (desde mi punto de vista) triple. Por un lado, que se leen descontextualizados tanto de su lugar (el próximo oriente antiguo) como de la época en la que se escribieron. Recuerdo algo en un código legal contemporáneo con el de Hammurabi que decía algo así como: "A la mujer que hablare maledicencia, se le arrancarán los dientes con un canto y este será expuesto en las murallas de la ciudad" o algo por el estilo. Y, oye, tan normal.
Luego está el tema de las traducciones... Los textos antiguos que nos llegan son eso, muy antiguos, y las posibilidades a la hora de traducirlos son muchísimas. Y ya se sabe: "A gusto del cocinero comen los frailes" y a gusto del traductor muchas veces leía (y lee, aun hoy en algunos casos) el destinatario.
Luego está el tema de tomar una relación de relatos escritos hace n años con un propósito determinado y tergiversarlos y adaptarlos para la conveniencia de una élite, la que sea. Ha pasado siempre y seguirá pasando. De ahí que los Evangelios sean un refrito de los textos más convenientes a la primera Iglesia, por ejemplo, la aberración de la sharia o que cosas de sentido común en su época y contexto (no beber alcohol en el desierto, ayunar para purificar cuerpo y espíritu en según qué épocas del año, etc.) se hayan convertido en lo que conocemos (y sufrimos) hoy.
Portada
mis comunidades
otras secciones
#66 No funciona igual (que yo sepa, a mí no me han borrado del libro de familia de mis padres, y el día que me dé por casarme me regalarán uno); igual que tantas otras cosas, a la que te alejas unos 1000 km a la redonda de tu pueblo, leas lo que leas o no leas ni los botes del champú cuando vas al baño. Pero venga, da igual, ¡desacreditar es gratis!