Hemos sido “malditos” por el conocimiento. En consecuencia, se nos hace difícil compartir nuestro conocimiento con otros porque somos incapaces de re-crear el estado mental de nuestra audiencia. Cuando presentamos, a menudo está sonando en nuestra cabeza una melodía que la audiencia no puede escuchar. Como en el experimento de los tamborileros y oyentes, existe un desequilibrio insalvable entre la información en poder de unos y de otros, lo que imposibilita la comunicación.
Comentarios
muy buen articulo, realmente interesante
En cambio, la experiencia demuestra que quien no sabe una cosa, le es imposible enseñarla.
Y mira que algunos lo intentan con verdaderas ganas.
Via
He tenido un par de profesores que debían saber más que nadie por lo rematadamente mal que se explicaban en clase
Para ayudar con éstos problemas yo incluiría Filosofía en la ESO y aumentaría las horas de Bachillerato.