Las televisiones autonómicas dan un servicio a los políticos, no a los ciudadanos. Con la absurda excusa del servicio público, los mandamases regionales han podido disfrutar de unos órganos de propaganda al servicio de la prolongación de sus mandatos que ya hubieran querido para sí los caciques del XIX. Cuando se habla muy a la ligera de la necesidad de mantener estos carísimos mastodontes, se olvida de dónde sale el dinero: de nuestros bolsillos y los de nuestros hijos, que tendrán que apoquinar con la inmensa deuda que generan.
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Y esto lo dicen en Libertad Digital, como si los medios privados no estuviesen al servicio de partidos políticos y grupos fascistas.
En cambio, los medios públicos pueden estar mejor o peor gestionados, en función de si el gobierno es decente o, por el contrario, manipula y censura como es el actual.
Que Libertad Digital hable de manipulación en los medios... por favor.
La duda es si se arriesgarán a que se les acuse de recortar antes en servicios públicos que en sus juguetes particulares.