China ha pasado décadas cuidando su sector tecnológico. Ahora, ante una crisis masiva de salud pública, Beijing está presionando a sus compañías tecnológicas para que se unan a la lucha contra el nuevo coronavirus. Los gigantes tecnológicos del país han respondido al brote desplegando vehículos autónomos para llevar suministros a los trabajadores médicos, equipando drones con cámaras térmicas para mejorar la detección del virus y prestando su potencia informática para ayudar a desarrollar una vacuna.