Todas aquellas cosas que hicieron de los ochenta los ochenta tienen un aire tóxico, acaso excesivo: demasiada información, demasiado bienestar, demasiadas expectativas, demasiadas buenas intenciones. Como ese helio con el que se infla un globo, el optimismo dejó de expandirse y terminó en esto: una generación que, como el más potente monoplaza, se vio incapaz de transitar por "el camino de cabras" en el que terminó convirtiéndose la realidad. Una generación pinchada que Aleix Saló retrata en Hijos de los 80.
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dupe y portada Aleix Saló: “Nuestra generación es como un Ferrari en un camino de cabras, completamente ineficiente”
Aleix Saló: “Nuestra generación es como un Ferrari...
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