Hay veces que uno siente una especie de desazón, incomodidad, malestar… que no sabe muy bien a qué atribuir. Otras veces sí lo sabes. Perfectamente. Y te gustaría señalar al gilipollas, la gilipollas, o los gilipollas que lo provocan. Hace poco googleaba buscando a otros gilipollas, algunos de aquellos gilipollas con los que ya no coincido, pero cuyos caminos se cruzaron con el mío en un momento dado y, como a buenos gilipollas, les sigue yendo relativamente bien. Porque al gilipollas siempre le va bien.