Hace casi doce años, en noviembre de 1995, dos pilotos de aviación deportiva, Martín Uhía Lima y José Manuel Coego Buján, pusieron en marcha Construcciones Ligeras y Aeronáuticas, S.L. (COLYAER), con el fin de sacar adelante un ambicioso proyecto, un avión anfibio que reuniese una serie de requisitos que lo harían tremendamente competitivo en el mercado.