Hace 13 años | Por --172244-- a librosmalditos.com
Publicado hace 13 años por --172244-- a librosmalditos.com

Pierre de Fermat tenía temperamento y aptitudes, pero su trabajo como funcionario en la Francia del cardenal Richelieu hizo que únicamente empleara sus ratos libres en los pasatiempos aritméticos. Esta dedicación morosa, como a desgana, le valió el dudoso título de aficionado entre los entusiastas a tiempo completo. Un buen día de 1637 ojeaba la reimpresión de un viejo tratado griego, cuando su vista se detuvo en el problema número ocho...