Hablar de la comida que comemos, la ropa que vestimos, los coches que utilizamos o el calzado con el que andamos, en el fondo es desagradable. Desagradable porque tras una cubierta de felicidad y buen sabor en estos asuntos nos encontramos cara a cara con la realidad del mundo, y vemos muchas de las crueldades que se comenten a diario por todo el planeta a nivel de producción para que nosotros disfrutemos de un placentero día a día en una confortable comodidad hogareña...