Trabajar con Bourdin, uno de los fotógrafos estrella de Vogue, no era plato de buen gusto para las maniquíes. El oscuro e inquietante universo de sus instantáneas –marcado, dicen, por el abandono materno cuando solo era un niño y por los suicidios de su primera mujer y de una de sus novias– implicaba sesiones de trabajo en las que las modelos se veían en la tesitura de emular a mujeres sangrantes o ahorcadas.
Comentarios
A los que han votado irrelevante en un minuto y medio os habéis leído el artículo, ¿no? en fin, así vamos...
#1 Las noticias de moda y su mundo no suelen tener mucho éxito por aquí.