El diálogo para un proceso de paz probablemente se ha roto debido a que el gobierno español estaba pendiente más en las próximas elecciones generales y en las tristes maniobras del PP que en otra cosa y por el poder exacerbado del poder judicial que, a menudo, actua impunemente poniendo en peligro la estabilidad política. Los jueces no están sometidos a elección popular pero sus decisiones son inapelables contra las personas y los pueblos, ilegalizando partidos políticos en base a un ley de partidos que atenta contra el Estado de Derecho, etc.