Hace 12 años | Por --154798-- a kaosenlared.net
Publicado hace 12 años por --154798-- a kaosenlared.net

Es el socialdemócrata el que cree que, más allá de la protesta contra determinadas consecuencias puntuales de la propiedad capitalista (protesta de la que los comunistas, naturalmente, participamos), las causas de dichas consecuencias son algo sagrado, intocable e incuestionable, de lo que ni siquiera debe hablarse. Es el socialdemócrata el que, al defender la propiedad capitalista, no aplaca sus dos consecuencias más graves y directas: la dictadura económica y la hegemonía ideológica del capitalismo.

Comentarios

D

Artículo muy recomendable para los intoxicados que todavía no se han enterado de qué pensamos los comunistas.

"El socialdemócrata, además, acepta la falacia del Estado como árbitro neutral “por encima de las clases” y cultiva, en consecuencia, una ideología que rechaza la violencia “terrorista” del oprimido, a la vez que justifica el monopolio de la violencia por parte del Estado, sus armas y sus fuerzas policiales (aunque, en un alarde de groucho-marxismo, más de un “anti-violento” diga reivindicar la figura Ernesto “Che” Guevara). Porque carece de estrategia de poder: únicamente aspira a gestionar unas instituciones gubernamentales cada vez más alejadas del poder fáctico, desde las escasas cuotas que pueda conseguir en las elecciones.

El comunista, en cambio, considera que dichas instituciones presuntamente “democráticas” son por completo ilegítimas, pero no por ningún rasgo “formal” que posean, sino por dimanar de una hegemonía sustentada en la propiedad capitalista, cuya aplastante superioridad en cuanto a financiación y medios de comunicación supone, literalmente, una trampa legal que amaña el proceso electoral.
"

Por cierto, creo que lo del groucho-marxismo es aplicable a algunos de los del movimiento 15-m...

Vichejo

esto "socialdemócrata" en versión nacional no es Hitler?

IkkiFenix

Además, controlando todos los medios de comunicación (que en su mayoría también son empresas, o bien dependen de la financiación por medio de una publicidad que, cómo no, pagan las empresas), la propiedad garantiza su hegemonía ideológica y, hablando en plata, la victoria electoral de candidaturas políticas a su servicio.

Y de ahí el bipartidismo que sufrimos.