Mi enfermedad empezó con la decepción de una democracia que no funcionaba, ésta mujer que empezó desde niña defendiendo la Constitución, iba enfermando a medida que se daba cuenta que todo estaba fallando. A medida que iban pasando los días, iba entristeciéndose más, porque los tratamientos no iban, antes de navidad un trasplante de médula supuso un último cartucho, y día a día esperando que ésta vez si vaya bien, pero es difícil muchos días salir a dar los buenos días, no sólo los dolores físicos, sino también los del alma...