Hoy he estado en el mercado. Camino de vuelta a casa por la acera del antiguo Ponce de León. Observo el trasiego de gente: bolsas y carros de la compra van y vienen. El intenso tráfico no deja un hueco a un anciano que empuja un carro en el que se apoya a modo de andador. Intenta cruzar la calle sin esperar al paso de peatones. Su caminar inestable y... sus prisas (¿?) se me antojan temerarios.
Comentarios
No tan necesarios como el agua o el aire, ¿eh?
#1 Pues no, no tanto.