Quien más quien menos, todos hemos pasado cientos de horas al año durante muchos años de nuestras vidas. De hecho, algunos seguimos en ello. Por eso, los compañeros de pupitre son de las personas con los que más horas hemos compartido a lo largo del tiempo. Y es que puede ser que la educación vaya a peor, pero las aulas que todavía no han sido invadidas por ordenadores son prácticamente iguales a las de hace 20 o 25 años.
Al lado de un chico empollón responsable, siempre debía ir uno perdido de la vida menos responsable. Con esta fórmula se trataba de equilibrar la clase; pero, ¿qué acababa pasando? Los chicos mas fiesteros acababan embaucando a los estudiosos y les hacían caer en sus redes de vicio y perversión.
Yo era la 'empollona' pero en versión tocahuevosme-aburro y siempre me tocaba un 'desgraciado' al lado. El asocial (para hacerme callar), el de educación especial ("tú ya le explicas"), la que se obsesionaba con chapar y chapar y no entendía nada (no hice nada bueno de ella), y un día me pusieron al matón-tripitidor de la clase (que estaba cañón ). Y lo reté ("sí, claro, si tú quisieras aprobarías todo, y voy y me lo creo" nunca subestimeis el poder de la única chica con tetas de la clase) y el cabrón me demostró que era verdad. Sacó un 9 y pico en el puñetero examen de sociales, la profesora me preguntó qué había hecho (era evidente que no era copiado) y yo me quedé sin argumentos y me puse a descubrir que era una persona. Y como revancha le pasó a toda la clase mi examen de geometría y me morí de miedo durante los 40 minutos que me sobraban...
Sobresaliente general...
Luego alguien, años más tarde se me declaró diciendome "es raro enamorarse de mi compañerita de banco, ¿sabés?"
Comentarios
#3 Se nota que eres periodista
#6 Qué aburrido sería el mundo si pudieras estar siempre de acuerdo con alguien. O qué falto de personalidad uno de los dos
Me ha hecho sonreír, especialmente esto:
Al lado de un chico empollón responsable, siempre debía ir uno perdido de la vida menos responsable. Con esta fórmula se trataba de equilibrar la clase; pero, ¿qué acababa pasando? Los chicos mas fiesteros acababan embaucando a los estudiosos y les hacían caer en sus redes de vicio y perversión.
Yo era la 'empollona' pero en versión tocahuevosme-aburro y siempre me tocaba un 'desgraciado' al lado. El asocial (para hacerme callar), el de educación especial ("tú ya le explicas"), la que se obsesionaba con chapar y chapar y no entendía nada (no hice nada bueno de ella), y un día me pusieron al matón-tripitidor de la clase (que estaba cañón ). Y lo reté ("sí, claro, si tú quisieras aprobarías todo, y voy y me lo creo" nunca subestimeis el poder de la única chica con tetas de la clase) y el cabrón me demostró que era verdad. Sacó un 9 y pico en el puñetero examen de sociales, la profesora me preguntó qué había hecho (era evidente que no era copiado) y yo me quedé sin argumentos y me puse a descubrir que era una persona. Y como revancha le pasó a toda la clase mi examen de geometría y me morí de miedo durante los 40 minutos que me sobraban...
Sobresaliente general...
Luego alguien, años más tarde se me declaró diciendome "es raro enamorarse de mi compañerita de banco, ¿sabés?"
Historias de pupitre... Dan para libros...
#2 que cosas me decís últimamente...
#5 Eh, eh, que no se te suba el ego.
Expones de forma razonada y clara, pero no siempre estoy de acuerdo, eh.
#4 Eso en menéame es casi un insulto
#1 Gracias Alecto. Este comentario me reafirma en la decisión de añadir tus coments a mis feeds.