Publicado hace 10 años por --300290-- a revistacontrahistoria.blogspot.com.es

“Las huelgas salvajes presentan posibilidades interesantes, especialmente si los huelguistas ocupan su lugar de trabajo. Esto no sólo hace su posición más segura (previene de cierres y esquiroles, y las máquinas y productos sirven como rehenes contra la represión), pone a todos juntos, garantizando prácticamente la autogestión colectiva de la lucha e insinuando la idea de la autogestión de la sociedad completa.” El placer de la revolución. Ken Knabb.

Comentarios

tiopio

Menos mal que alguien se lo sabe?

A pesar del palpable desconocimiento de nuestra querida alcaldesa y otros políticos, periodistas y empresarios, el concepto de huelga salvaje está perfectamente determinado. Éste es una variación del término inglés Wildcat Strike que se utiliza para referirse a aquellas huelgas que son declaradas por los propios trabajadores sin autorización sindical ni patronal. En algunos países, como Estados Unidos, la regulación obliga a que las huelgas tengan que ser declaradas por una entidad colectiva y es ilegal por tanto este tipo de paros. Paradójicamente, en España, la regulación permite la declaración de huelgas por parte de cualquier trabajador al margen de una entidad sindical y por tanto, las huelgas salvajes son legales en España. El hecho de que estas surjan habitualmente de forma espontanea y sin previo aviso por su propia definición y carácter hace que, normalmente, sean mucho más virulentas al no ser dirigidas y surgir de las reivindicaciones más profundas y sinceras de los propios trabajadores. El término al que hace alusión la expresión inglesa, wildcat, se refiere al tradicional símbolo del gato negro representado con el lomo erizado en posición de combate. Es un símbolo implantado en el sindicalismo revolucionario de principios del siglo XX a través principalmente de la Industrial Workers of the World, la organización internacional nacida en Chicago en 1905. El gato negro o gato salvaje, de ahí el término adaptado al español de huelga salvaje, con el tiempo se convertiría en símbolo de las huelgas directas y el sindicalismo revolucionario y asambleario, sin representantes, ni representados. Cuenta la leyenda que unos huelguistas a los que su lucha no les iba demasiado bien se toparon con un escuálido garo negro al que comenzaron a alimentar, según el felino iba recuperándose y engordando, casi por arte de magia, los huelguistas comenzaron a imponer sus reivindicaciones hasta obligar finalmente a la empresa a ratificar sus exigencias. De esta forma terminaron por adoptar al gato como mascota de su organización y símbolo de su lucha.