El cine, y las artes en general, se erigen en la mayoría de los momentos como reflejos distorsionados de nuestro propio universo. Así pueden representar lo mejor y lo peor de nosotros mismos, y, en muchos casos, idealizar conceptos que aplicados a la realidad se revelan como grandes mentiras.
Puede que casi siempre seamos egoistas y egocéntricos, que ahoguemos nuestra culpa en alcohol o la adormezcamos con pastillas. Puede que a menudo sigamos manteniendo una relación por inercia o nos rodeemos de gente que tiene la misma opinión que nosotros.
Pero de vez en cuando, surge una chispa que quema todas las rutinas de una vez y nos vemos haciendo cosas que nunca hubiéramos imaginado. Y yo sé que los héroes existen y son más grandes que en las películas, aunque a veces sean menos conocidos. Y los amigos también, aunque estén camuflados entre un montón de relaciones insípidas. Y el amor...¿cómo explicar ese segundo en el que darías absoutamente todo por el beso de quien te mira?. Es verdad que todas esas cosas no pasan todos los días; ni como en el cine, todas en la misma hora y media.
Pero cuando nos sucede a nosotros mismos una de ellas, es como cuando se hace una foto desde la cima del Naranjo de Bulnes: lo que se ve puede ser muy bonito, pero lo que se siente allí es infinitamente más bello.
Comentarios
Son los padres
La realidad supera la ficción.
Puede que casi siempre seamos egoistas y egocéntricos, que ahoguemos nuestra culpa en alcohol o la adormezcamos con pastillas. Puede que a menudo sigamos manteniendo una relación por inercia o nos rodeemos de gente que tiene la misma opinión que nosotros.
Pero de vez en cuando, surge una chispa que quema todas las rutinas de una vez y nos vemos haciendo cosas que nunca hubiéramos imaginado. Y yo sé que los héroes existen y son más grandes que en las películas, aunque a veces sean menos conocidos. Y los amigos también, aunque estén camuflados entre un montón de relaciones insípidas. Y el amor...¿cómo explicar ese segundo en el que darías absoutamente todo por el beso de quien te mira?. Es verdad que todas esas cosas no pasan todos los días; ni como en el cine, todas en la misma hora y media.
Pero cuando nos sucede a nosotros mismos una de ellas, es como cuando se hace una foto desde la cima del Naranjo de Bulnes: lo que se ve puede ser muy bonito, pero lo que se siente allí es infinitamente más bello.