Aja Riggs se sometió a fuertes tratamientos de radiación y quimioterapia contra el cáncer avanzado de útero que padecía. Todo cuanto pedía era la oportunidad de quitarse la vida si el sufrimiento le resultaba insoportable. Ahora, gracias a una decisión histórica tomada el lunes por una jueza de Nuevo México, se allana el camino para que los pacientes mentalmente competentes pero gravemente enfermos soliciten asistencia a su médico si desean morir.