Publicado hace 15 años por cabronquienmelea a elperiodico.com

Albert Einstein, en compañía de su amigo Leo Szilard, diseñó y patentó en los años 30 una nevera que no funcionaba ni con electricidad ni con gases tóxicos, sino que lograba la refrigeración mediante el uso de amoniaco, butano y agua a presión. Parecía un invento prometedor, pero unos innegables problemas técnicos y la competencia de otros sistemas lo llevaron al completo ostracismo. Ahora, ocho décadas después, Malcolm McCulloch, ingeniero eléctrico de la Universidad de Oxford, ha rescatado del olvido el prototipo con el convencimiento de que

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