Si lo que se quiere es celebrar una fiesta del mal gusto y del terror gratuito, para recordar a los difuntos de esa manera tan peculiar y comercial ¿Por qué hay que importar la metodología y la archiconocida escenificación yankee? En vez recrear nuestro propio jalougüin inspirándonos para ello en la lúgubre realidad del país.