Los miembros de este blog somos incondicionales de Michi Panero. Todos hemos visto muchas veces El desencanto y aunque no nos cuesta reconocer que Leopoldo María Panero es el más inteligente de los tres hermanos, nuestro preferido es Michi. Ayer volví a ver la película y recordé la frase que leí hace unos días de Richard Burgin, que realizó una entrevista a Borges de seis horas y media, y comentaba siempre que en cada minuto dijo algo interesante y bien dicho.
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Lo envío porque ha muerto el último Panero hace unos días, porque el domingo se hacen diez años de la muerte de Michi y porque Javier Marías siempre me ha parecido un gilipollas. Sé que es una entrada un poco viejilla. Bueno, ahí queda.
Ahí donde estés, M. me habría encantado conocerte para darte un abrazo.
Un punto bueno de esta entrada es que enlaza otros. Estoy siendo un poco cansino, perdonadme: http://www.letraslibres.com/revista/tertulia/michi A mi con este artículo se me saltan las lágrimas.
Todo empezó can la fundación del partido AP ....
Conferencia de M. Panero en Astorga sobre El desencanto:
Todos hemos tenido ese amigo eléctrico y chispeanta a quien la madurez golpea con saña y le obliga a arrastrar las heridas el resto de su vida. Un "personaje de Fitzgerald", como cantaría el Loco, que de desternillante compañía se convierte en un perfecto engorro.
El autor del artículo olvida que solo conoce los tiempos de gloria del pequeño de los Panero, mitificados por la película y quizás por su obra (que desconozco). Marías, en cambio, los conoce todos de primera mano.
Otra cosa es que la visión desmitificadora de Marías entrañe cierto punto de traición al compararlo con un personaje tan triste y esperpéntico como el actual presidente del Gobierno pues, a diferencia de Michi, ni ha conocido, ni creo que llegue a conocer, tiempos de gloria a los que recurrir.
Sobre el tema de la actitud frente a la ayuda de sus amigos, la verdad es que me parece más digna la actitud indolente que el papanatismo. ¡Que son sus amigos, coño!
Esperemos que Marías también sepa rectificar "a posteriori" y se quede con el recuerdo que le obligaba a contribuir a la manutención de su viejo colega.