Publicado hace 17 años por Volante a elcisnealado.wordpress.com

Hay muchas maneras de ser desgraciado. A mí me encanta ésa en la que uno mismo va colocando piedras en el sendero, para tropezar con ellas y darse una hostia padre. Sí; además no intenta ocultarlas, están visibles. Sabe que se hallan ahí, conoce el lugar exacto; aun así se permite el placer de no obviarlas y de caer y llorar.