Giovanni Nuvoli era italiano, de 53 años, enfermo de esclerosis lateral amiotrófica, y pedía que le desconectaran el respirador que le mantenía con vida. Tras una huelga de hambre y sed, ha fallecido en su casa de Alghero, en la isla de Cerdeña. Su muerte que no sólo ha conmovido a la sociedad italiana sino que, además, ha reabierto el peliagudo debate sobre la eutanasia.