La promoción del emprendimiento en España suele pecar de falta de foco. Ayudas e instituciones son a menudo apoyos puntuales a emprendedores que lo que realmente quieren es que les acompañen durante el largo desarrollo de su negocio. También hay despilfarros absurdos: hace poco conocí a un importante político agobiado por dotar de contenido a una incubadora de empresas que acababa de construir.