Publicado hace 18 años por franjota a franjotasaavedra.blogspot.com

Hubo un tiempo que solía desayunar en cafeterías en las que aprovechaba para leer el diario correspondiente. Esa práctica se fue convirtiendo en habitual y llegó a ser un hábito que seguía a diario. Café con leche, periódico, ojeada. Había días que, incluso no tenía que decir ni una palabra. El camarero-a me veía llegar, me alcanzaba el periódico y me servía un café con leche. Yo terminaba de leerlo y como sabía el importe porque iba todos los días, tampoco tenía que decirle nada. Le daba el dinero correspondiente, me iba y hasta el día siguiente.