Stephen Hawking, el físico de Cambridge, que no ve posible la vida en la Tierra más que por doscientos años, apostó por la búsqueda de una opción B en el espacio y se mostró confiado de que las leyes no lograrán frenar los avances de la ingeniería genética: «Durante el próximo siglo se descubrirá cómo modificar tanto la inteligencia como la agresividad».