Publicado hace 16 años por --42051-- a treintasegundos.blogspot.com

Hay algunas personas que, ya sea por falsa modestia o baja autoestima, invocan, en cada fracción afortunada del relato de su vida, a las vírgenes, a Dios e incluso a la mismísima Santísima Trinidad. Y lo hacen de un modo tal que seguirle el relato se vuelve prácticamente imposible.- Y yo ahora, gracias a Dios, y por suerte. Estoy bien. –Comienza el relator- Uno a veces se pregunta que fuese de mi vida ahora sino tuviese a mi virgencita de los desamparados guiándome con la mirada.... [http://www.30seg.com.ar]