Interesante (a la par que irónica) reflexión sobre lo que parece ser la clave del éxito en el deporte y que tan de moda se ha puesta a raíz del éxito de la selección nacional de fútbol: El buen rollo.
No fue el buen rollo, fue el síndrome del desgraciado.
El 90% de la plantilla había tenido una temporada penosa, en que sus equipos no habían ganado nada e incluso les habían cuestionado en sus respectivos puestos (la excepción sería Casillas)
Cuando tienes a un grupo de jugadores buenos, que les han puteado toda la temporada, no han ganado nada y tienen la posibilidad de hacer algo, la motivación sube. Es el hambre de los desgraciados.
Estoy contigo totalmente aunque le sumaría un porcentaje importante de suerte que nos faltó en otras ocasiones. Considero que el buen rollo es importante, pero no determinante.
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No fue el buen rollo, fue el síndrome del desgraciado.
El 90% de la plantilla había tenido una temporada penosa, en que sus equipos no habían ganado nada e incluso les habían cuestionado en sus respectivos puestos (la excepción sería Casillas)
Cuando tienes a un grupo de jugadores buenos, que les han puteado toda la temporada, no han ganado nada y tienen la posibilidad de hacer algo, la motivación sube. Es el hambre de los desgraciados.
Estoy contigo totalmente aunque le sumaría un porcentaje importante de suerte que nos faltó en otras ocasiones. Considero que el buen rollo es importante, pero no determinante.