Los caciques no han desaparecido en el digitalizado siglo XXI. Su espíritu sigue habitando entre nosotros y ahora está en ese fantasmagórico concepto llamado mercados. Lo que está pasando hoy es una analogía de aquella caciquil y dramática España franquista rural, que retrató magistralmente Delibes en Los santos inocentes.
Comentarios
que vienen curvas, agarráte.