El combate analítico que la lógica de la interrogación impone es el armamento de la guerra contra el relativismo (demagogia) y el dogmatismo (tiranía), la defensa del individuo contra la identidad y el fanatismo. Por ello, la filosofía se enfrenta al Estado como maquinaria moderna de monopolio de la construcción de conciencias, de la construcción de masas. La filosofía sería política contra la política, contra la inercia de la masa.
Y yo añadiría: "A los gobiernos les interesa desterrar la filosofía por que les interesa que los ciudadanos no aprendan a pensar por sí mismos, sino que se acostumbren a que les den las cosas hechas. Sin cuestionamiento alguno. Cómodamente."
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Y yo añadiría: "A los gobiernos les interesa desterrar la filosofía por que les interesa que los ciudadanos no aprendan a pensar por sí mismos, sino que se acostumbren a que les den las cosas hechas. Sin cuestionamiento alguno. Cómodamente."
Muy interesante artículo, en mi opinión, cuya tesis central queda resumida en esta frase del autor:
"En una democracia retórica, mera demagogia, la filosofía es desactivada y, por tanto, es si cabe más necesaria que en una tiranía convencional"