Publicado hace 13 años por Ines.table a misviajesporahi.blogspot.com

Hacia 1856, un policía llamado John Grey tenía un perro llamado Bobby. Su dueño murió y el perro se quedó esperándole junto a su tumba durante 14 años. Bobby fue nombrado hijo predilecto de Edimburgo como símbolo de lealtad y tiene su propia tumba. Como no es legal enterrar a un animal en un cementerio de humanos, éste se encuentra en la entrada, en el hall del cementerio.