Hace 10 años | Por jodo_petaka a ciencia-explicada.com
Publicado hace 10 años por jodo_petaka a ciencia-explicada.com

Por poco que te guste cuando estás en el lado del examinado, un examen debe servir para evaluar una serie de competencias, conocimientos o habilidades. Y debe diseñarse para que se tenga la mínima calificación de cero si éstas no se tienen. En un examen tradicional esto es fácil de conseguir: si la respuesta está en blanco o lo que se responde demuestra un nulo entendimiento de la materia se puntúa con un cero. En un tipo test, existe una probabilidad de acertar por mero azar, por lo que debemos hacer un análisis probabilístico.

Comentarios

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#3 Muy bueno. Con valoraciones subjetivas.

Shikamaru18

Depende del tipo test. Si son preguntas normales con 3 o 4 respuestas, pues vale, que resten algo los fallos.

Pero aquellos tipo test del estilo "todas las respuestas anteriores son correctas" o "ninguna de las respuestas anteriores son correctas"... a esos, LA MUERTE A PELLIZCOS!!!

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#1 En efecto. Yo recuerdo haber hecho exámenes tipo test durante mis años universitarios en el que los enunciados de las preguntas había que leerlos unas 20 veces y en que se daban 5 opciones que también había que leer otras 20 veces para tratar de entenderlas y, la última opción siempre era: "todas las anteriores son erróneas".

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#8 Bueno, si quien ha hecho el examen ha incluido opciones forzosamente erróneas y no te están evaluando los conocimientos de lógica básica podemos decir que es por la cara; pero entonces es que el examen está mal hecho o que han querido regalarte esos puntos.

Y en caso de que puedas descartar alguna opción, siempre hay que contestar, porque estás jugando a un juego probabilístico con esperanza positiva (no nula, como sería si fuera aleatorio total).

No estoy de acuerdo. Imagínate el caso extremo en que tienes plena seguridad en las respuestas que has dado y con ellas tienes el 5 que necesitas para aprobar la asignatura. Si luego hay una pregunta en la que dudas entre dos opciones te estarías arriesgando a suspender contra simplemente tener una respuesta válida más, cosa que en principio no te aporta nada o casi nada.

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#9 Cierto, no se puede ser tan categórico, lo de "siempre hay que contestar" vale únicamente para un examen con infinitas preguntas :-). En el mundo real, cuantas menos preguntas haya dudosas, más te la juegas contestándonlas. Digamos que lo recomendable sería contestarlas en dos casos:

a) Ya tienes el aprobado seguro.
b) El número de respuestas en las que puedes descartar al menos una opción es considerable. En este caso lo que ganas por los aciertos es más que lo que pierdes por los fallos, por lo que es muy difícil salir perjudicado.

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De todo esto se deducen una serie de truquitos que pueden ser útiles no para aprobar, pero sí para sacar algún puntillo extra por la cara. Por ejemplo, que aunque no tengamos ni idea de la respuesta, si podemos descartar alguna de las opciones, es probabilísticamente mejor contestarla a boleo que dejarla en blanco.

Hace tiempo lo expliqué un poco en un blog que tenía:

http://churrumaker.wordpress.com/2006/11/03/estrategias-para-los-examenes-tipo-test/

Por ejemplo, si en un examen de 40 preguntas con 4 opciones respondiésemos a boleo, sacaríamos un cero cerote según nos cuentan en este artículo. Ahora bien, si pudiéramos descartar una de las opciones de cada pregunta (siempre hay alguna absurda, o contradictoria con otras), haciendo a boleo total ya sacaríamos un 1,1, que no está mal. Y si podemos descartar 2, la cosa sube ya a un 3,33.

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#6 Eso no es "sacar algún puntillo por la cara". Lo que obtienes (de media) contestando la pregunta corresponde al conocimiento que te permite descartar opciones, y que ese conocimiento sea puntuado es correcto.

Luego está decidir cuando vale la pena arriesgarse a contestar esas preguntas en las que dudas entre varias opciones en función de la nota objetivo que puedas tener (usualmente el aprobado) y lo que puedas haber cubierto con las que no tienes duda.

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#7 Sí es por la cara, porque muchas veces las respuestas son contradictorias entre sí. Por ejemplo:

Pregunta: ¿Cómo tiene que estar una bombilla para dar luz?

a) Encendida
b) Apagada
c) Las dos respuestas son correctas

Está claro que la c es incorrecta porque es lógicamente imposible, se sepa o no del tema. Y a esas hay que sumar las opciones absurdas que se pueden adivinar aun sin saber del tema, simplemente porque está claro que están para rellenar. Hacer buenos tests no es nada fácil, y muchas veces los que los hacen no les dedican el tiempo suficiente, y por ahí se puede aprovechar.

Y en caso de que puedas descartar alguna opción, siempre hay que contestar, porque estás jugando a un juego probabilístico con esperanza positiva (no nula, como sería si fuera aleatorio total).

k

Como explicación matemática de la necesidad de suprimir el factor suerte en un examen está muy bien. Respecto a los exámenes que son ilegibles con respuestas poco acertadas, hace dos semanas hice uno que estoy seguro que se genera aleatoriamente sobre una batería de preguntas porque la probabilidad llevó a poner dos veces la misma pregunta. Los exámenes tipo test son un arma de doble filo. Se usan mucho por docentes perezosos que buscan una salida rápida a los procesos de evaluación. Además las notas más altas en los exámenes de tipo test se ven muy lastradas por la penalización de los fallos aunque sigan estas reglas.