Pese a que todos los indicios hacían presagiar lo contrario, el concurso de Cruces de 2008 da un gran salto cualitativo y consigue cumplir el objetivo de erradicar el botellón. Los jóvenes cordobeses no dieron ningún problema y desde el ayuntamiento de la localidad se agradeció su total colaboración. De esta manera se recupera la tradición de la primera gran fiesta del Mayo Cordobés con todo su esplendor.
#1 Las CRUCES son una fiesta popular. En Córdoba hay muchos jóvenes y no por lo que se dijo del fin de semana pasado dejamos de hacer botellón. Lo que sí hicimos fue respetar las cruces y no liarla. Si había que beber se bebía en otro lado, sin estropear las fiestas a las que también acuden personas de todas las edades y a las que seguro que no les apetecía tener jóvenes borrachos haciendo botellón y liando la traca justo al lao. Y después del botellón, si queríamos ya nos uníamos a las cruces que no son sino como unas casetas de feria al aire libre y en mitad de la calle.
En resumen, lo pasamos bien y no hay nadie enfadado con nosotros. Además respetamos una de las tradiciones más hermosas de nuestra ciudad (a ver cuándo se pueden ver los barrios de Madrid o de cualquier otra ciudad llenos de flores) que volvió a recuperar el esplendor de hace unos años. Todos salimos ganando.
Comentarios
¿Recupera la tradición? ¿Una fiesta de la secta católica? Pues vaya rollo. Prefería el botellón.
#1 ¿Y tú eres de Córdoba acaso para decir lo que preferías?
El botellón... Ah si, eso en el que la gente ensucia la calle, molesta a los vecinos y se emborracha para relacionarse. Es lo que hay que hacer.
#1 Las CRUCES son una fiesta popular. En Córdoba hay muchos jóvenes y no por lo que se dijo del fin de semana pasado dejamos de hacer botellón. Lo que sí hicimos fue respetar las cruces y no liarla. Si había que beber se bebía en otro lado, sin estropear las fiestas a las que también acuden personas de todas las edades y a las que seguro que no les apetecía tener jóvenes borrachos haciendo botellón y liando la traca justo al lao. Y después del botellón, si queríamos ya nos uníamos a las cruces que no son sino como unas casetas de feria al aire libre y en mitad de la calle.
En resumen, lo pasamos bien y no hay nadie enfadado con nosotros. Además respetamos una de las tradiciones más hermosas de nuestra ciudad (a ver cuándo se pueden ver los barrios de Madrid o de cualquier otra ciudad llenos de flores) que volvió a recuperar el esplendor de hace unos años. Todos salimos ganando.