Los violentos disturbios que enfrentan a kirguises y uzbecos en el remoto país de Kirguizistán puede que sea algo más que un brote de violencia étnica. El desentendimiento entre las distintas nacionalidades que antiguamente convivían bajo el imperio ruso-soviético hunde sus raíces en una combinación de crisis ecológica y falta de cooperación política. No obstante, el agua es más motivo de colaboración que de conflictos armados entre países. De hecho, "no ha habido una sola guerra por el agua en los últimos mil años".