Hace menos de una década que sabemos cómo inducir la marcha atrás de células especializadas de nuestro organismo hasta hacerlas retroceder a su más tierna infancia, cuando aún éramos nada más que un puñado de células sin identidad propia y formábamos un proyecto de embrión (mal que le pese a algún ministro de Justicia).
Comentarios
Muy buen artículo. Claro y al grano.