Hace 10 años | Por --399735-- a ccaa.elpais.com
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Miguel Romero, de 63 años, no sabía la que se le venía encima cuando decidió buscar trabajo colgando anuncios en las calles de Barcelona. Viudo y con dos hijos a su cargo, se le ocurrió ponerse a hacer mudanzas con su furgoneta y decidió anunciarse con unos cartelitos en los que publicitaba el servicio acompañado de su número de teléfono. El Ayuntamiento de Barcelona le reclama ahora 156.000 euros por 364 sanciones y los recargos correspondientes desde la primera multa, en 2010.