Corría el año de 1960 y el viejo puerto de Laredo se convirtió, preparado para la ocasión, en el marco del puerto griego de Rodas para acoger el rodaje de película El Coloso de Rodas. La película, dirigida por Sergio Leone, dio trabajo a innumerables "extras cinematográficos" y, de esta forma, transformó por unos días la vida de los laredanos, convirtiéndoles en improvisados actores y actrices y, de paso, mejorando sustancialmente su economía.
Que Sergio Leone acabara triunfando después con el euro-western le ha dado cierta aura de prestigio a la película, pero lo cierto es que aunque no sea la octaba maravilla (sarcasmo) tampoco está mal. Lo peor en todo caso es la elección del protagonista, que le vino impuesto a Leone y encima fue una elección de última hora. Por lo demás el guión tiene sus cosas ingeniosas, el diseño de producción es irreprochable y las escenas de acción son solventes.
Tampoco es nada desdeñable otra película anterior del mismo corte que Leone dirigió en parte, "Los últimos días de Pompeya", con Steve Reeves (el predecesor de Chuarcheneger en muchas cosas) y ¡Fernando Rey! de villano.
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Que Sergio Leone acabara triunfando después con el euro-western le ha dado cierta aura de prestigio a la película, pero lo cierto es que aunque no sea la octaba maravilla (sarcasmo) tampoco está mal. Lo peor en todo caso es la elección del protagonista, que le vino impuesto a Leone y encima fue una elección de última hora. Por lo demás el guión tiene sus cosas ingeniosas, el diseño de producción es irreprochable y las escenas de acción son solventes.
Tampoco es nada desdeñable otra película anterior del mismo corte que Leone dirigió en parte, "Los últimos días de Pompeya", con Steve Reeves (el predecesor de Chuarcheneger en muchas cosas) y ¡Fernando Rey! de villano.