No tenía intención de comprar 36 metros bajo tierra, pero fue ver el nombre de Carlos Salem por allí y ya me enganché. La historia que cuenta Francisco Sempere es clara y contundente. Un país que se fue a la mierda hace mucho tiempo (si le hubiéramos dejado a la familia Napoléon limpiar este estercolero otra gallo nos habría cantado), intenta recuperar su credibilidad ante los mercados internacionales y ante las agencias de calificación (tiene cojones lo de estas agencias).