De entre todos los aluniceros de Madrid, el Niño Sáez ya es uno de los históricos. Como tantos otros, empezó sus correrías siendo un chaval. Conoció al malogrado Carlos Jarry, que murió asesinado una noche invernal en Rivas Vaciamadrid. Se relacionó con muchos, se ganó su puesto y montó su propia banda.
Vaya pieza, el día que por algún casual atropelle a alguien o cometa un delito de sangre, todo el mundo dirá que cómo es posible que se haya llegado a esa situación. Veremos debates en los medios de comunicación con pseudoexpertos hablando sobre la justicia, comentando si es culpa de la policía, los jueces o el código penal y de si se hubiera podido evitar. Todo ello a toro pasado.
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Vaya pieza, el día que por algún casual atropelle a alguien o cometa un delito de sangre, todo el mundo dirá que cómo es posible que se haya llegado a esa situación. Veremos debates en los medios de comunicación con pseudoexpertos hablando sobre la justicia, comentando si es culpa de la policía, los jueces o el código penal y de si se hubiera podido evitar. Todo ello a toro pasado.
Oh, si, admirable, ¡contemos su vida!
¿Para cuando la peli en la que quede reflejado como un simpático gamberrillo?