Hace 5 años | Por --507437-- a m.elcultural.com
Publicado hace 5 años por --507437-- a m.elcultural.com

Inteligente, culta, atractiva e inmensamente rica, Emma Rauschenbach (Schaffhausen, Suiza, 1882-Zúrich, 1955) fue bastante más que la esposa (y mecenas) de Carl Jung: colaboró activamente con su marido en el desarrollo del psicoanálisis, sufragó incansable años de investigaciones y trabajos y se convirtió en una de las mayores expertas en la Leyenda del Santo Grial.

D

Súper interesante.

Y vaya mirada hipnótica la que tiene el doctor Jung.

D

Sí, sí.
Que fue ella la responsable oculta del éxito de Jung. Maldito varón opresor que eclipsó el talento de su mujer.
Un hombre jamás hubiera conseguido nada por sí mismo. Si somos unos inútiles. ¡Seguro que robó el trabajo de ella!!!!

D

#2 este mensaje es un poco como el video de la arrimadas, que no quiere hablar de politizar los atentados y se tira dos minutos dale que te pego lol

Vuelve a mear en el tiesto anda

D

#2 Al contrario, es una conspiración machista para quitarle a Jung parte de la responsabilidad de sus teorías seudocientíficas.

robustiano

#3, #4 Lo más gracioso es que, aunque Freud está casi totalmente desacreditado, el pariente de esta señora aún goza de cierto reconocimiento...

D

#5 Desgraciadamente ni siquiera Freud está todo lo desacreditado que debiera, pero lo de Jung es el colmo, efectivamente. Ahora incluso el famoso Jordan Peterson lo tiene puesto en un pedestal como uno de los más grandes sabios de todos los tiempos habidos y por haber.

Este artículo es revelador: el tipo hasta se liaba con sus pacientes. En fin...

K

#5 Aunque estoy de acuerdo contigo respecto a Freud, tiene teorías que me encandilaron cuando fui joven. El libro de Lo inconsciente y como imagina a la libido como una energía que hace que ciertas ideas pasen o no por el filtro hacia lo consciente es brutal (o quizá es lo que imaginé yo al leerlo, hace ya muchos años). La verdad es que a mí me dio muchas horas de fumadas y lecturas súper interesantes.

robustiano

#10 Sí, yo ojeé algunas de sus "obras", como La interpretación de los sueños. Quizá éramos demasiado jóvenes e inexpertos para distinguir las magufadas. Recuerdo haber leído hasta algo del farsante del Coelho...

K

#11 Uuuh Coelho, eso es droga dura, no llegué a tanto... demasiado "místico", me molaba más lo empírico. De Freud pasé a Desmond Morris y a Richard Dawkins. Confieso eso sí que llegué a leer un libro del argentino ese de los cuentecitos de auto-ayuda (no recuerdo el nombre). Estafadores a parte, supongo que la hierba tendría algo que ver pero los momentos de aparente conocimiento total y lucidez que me dieron esos tres más la hierba me los llevo conmigo. Llegó un momento después de leer el mono desnudo y el gen egoísta que, también por inocencia, creía que podía contestar a cualquier pregunta referente a lo humano en general (o incluso a lo animal, social e individualmente). De verdad que me lo pasé de putísima madre... una felicidad interior y satisfacción tremendas.

robustiano

#12 Supongo que te referías al Bucay, yo piqué con alguno de sus "libros"; hace unos años lo pillaron plagiando a una autora española, creo ...

K

#13 Cooorrecto. El mismo. Jorge "dame pasta" bucay.

Y cambiando de tercio, el que me enganchó a los libros allá por mis años 15 fue Thomas Mann y su puta montaña mágica, fucking superb. La puta filosofía... tengo que releerlo.
Gracias por hacerme viajar por mi pasado


Y perdón por los tacos.

D

Pareja de magufos, Jung y señora. Mezclaron mística, espiritualismo y pseudociencia.

elGuayaco

No hay mago sin su bruja

U5u4r10

Desde el principio de la relación la futura señora Jung conoció de primera mano el trabajo del doctor, ya que, como explica Catherine Clay, “cuando se comprometieron en secreto Emma le ayudaba a escribir sus informes diarios, lo que le permitía aprender algo todos los días. Si estos eran los años iniciales de la carrera de Jung, también eran el comienzo de algo para Emma”. Ya casados, los domingos Jung le contaba la historia y evolución de sus pacientes, “la impresionaba, la entretenía, la mantenía asombrada. Las historias sobre mujeres del asilo la fascinaban”. También la psicoanalizaba y analizaban juntos algunos casos. Sin embargo, no fue sino en 1909 cuando Emma dejó de ser poco más que una asistente ocasional de Carl para convertirse en una colaboradora de su trabajo. Sabía bastante de psicoanálisis como para proponer y criticar. Él le contaba y consultaba absolutamente todo, y ella le sustituía cuando sus viajes y conferencias le impedían atender sus compromisos.


Y aquí acaba su aportación al psicoanálisis.