Hace 3 años | Por Fon a elpais.com
Publicado hace 3 años por Fon a elpais.com

La peluquera de Auschwitz, El tatuador de Auschwitz, El violinista de Auschwitz, La bibliotecaria de Auschwitz, El farmacéutico de Auschwitz... Son solo los ejemplos más evidentes que los lectores pueden encontrar en las librerías de un fenómeno que no ha dejado de crecer en los últimos años hasta crear un subgénero particular: el de las ficciones basadas en personajes reales del nazismo, ya sean víctimas o victimarios

Comentarios

themarquesito

Esto lo comentó Reverte hace dos años en Twitter y le cayó la mundial.


Transcribo el hilo compactándolo aquí:
Iba a escribir una novela sobre Auschwitz, pero ya no quedan personajes libres: La bibliotecaria de Auschwitz, La bailarina de Auschwitz, El tatuador de Auschwitz, El farmacéutico de Auschwitz, La enfermera de Auschwitz, El mago de Auschwitz, El violinista de Auschwitz...
Así que me dije: voy a escribirla sobre Mauthausen, que estará menos transitado. Pero no. El fotógrafo de Mauthausen, El ángel de Mauthausen, El violinista de Mauthausen (anda, aquí también había violinista)...
Seguro que con Treblinka no me pasa, concluí. Pero apenas le di un teclazo a Google, mi gozo en un pozo: El barbero de Treblinka, La viuda de Treblinka...
Rediós. Qué difícil se está poniendo esto de la literatura.

Nunca superara un Wolfenstein

Feindesland

Como si lo hubiesen banalizado poco los que lo convirtieron en una industria de obtener indemnizaciones, réditos políticos y hasta réditos territoriales.
A toda esa gente, que es legión, lo que menos le importó siempre fueron las víctimas.
¿Cómo no se va a banalizar una cosa de la que está prohibido dudar? Puedo dudar de dios, pero no del Holocausto, ¿y se espera que no se banalice?
Un día, con tiempo, os cuento lo que decía al respecto un judío argelino que entrevisté en los 90...

wall wall wall

ArturoFM

El eterno retorno...